31/10/08

Yo Quiero Ser Una Chica Peronista



(Peronismo “ser no more”)

[o “soy no more”]





La otra noche en mis paseos habituales de fin de semana con mi grupo comando de pelotudos treintones piterpanistas (ahora el poder nos nombra así) – cuando somos tres nos llamanos Curly Larry y Moe (ver foto); cuando falla el casado somos la dupla Mingo y Aníbal – volvimos a un barcito de la calle Maipú que solía estar habitado por una clásica pendejada linealmente rosarina; esos profesionales de la juventud ortodoxa que después se convierten en profesionales de la paternidad, engordan y cambian de hábitos e idearios; o sea no cambian nunca: siguen la carrera de la edad – perdón Quevedo – trazada para su clase: la de todos ya. Un barcito donde solía haber fiestas de disfraces de esas bien rosarinas a las que ni la primera minoría asiste disfrazada. Donde uno se encuentra con de qué signo sos y todo el ritual de la imbecilidad feliz de nuestro pueblo. Pero oh sorpresa, esta vez el barcito estaba enrarecido; estaba cambiado: efectos de la vieja transversalidad: ¿el transvestismo K? Pues esta vez estaba ganado por el público clase B rosarino. La contracultura. El 49 % según un abuso de las estadísticas. Y sin embargo, en el ejercicio de nuestro otear buscón de oportunidades galantes, no nos tocó cruzarnos – como toda la vida – con sicólogas estudiantes de artes o comunicación si no con una PERONISTA. Algo que jamás me había ocurrido en los 90. Si, era una peronista embarazada sin padre para el futuro compañerito. ¡Qué metáfora peronista! Porque el peronismo – después del 74 – es una guachesca, la guachesca nacional, un embarazo con padre ido. Una peronista de base. Base militante no cosmética. Qué hermoso. Qué hermosa oportunidad. Qué hermosa oportunidad para mí, un gorila albino como yo. Un autoexcluido de la gorilicidad. Yo me hice en tango porque el tango es macho, jipi porque “ahora no pero de chiquito qué putito que era” (David Lebon, 1977), y peronista por ser la oveja negra de una familia de gorilas estructurales. Por estar siendo siempre el otro del otro. Del… ¡Qué bello encuentro! En el Berlín noventista uno encontraba chabonas piojistas, futuras damas clínicas que leían Freud-fotocopiado, chicas artistas y chicas dark de luto contracultural full time. Pero peronistas… no sé donde estaban. Eran endogámicas calculo. Yo soy peronista por infalibilidad, por lo mismo por lo que estoy vivo. Porque la vida es inexorable – una antigua tesis mía derivada del inexistencialismo local -; y porque peronistas somos todos. Y porque 2) cómo nunca me metí en política… ergo sum peronista, ¿no? Primero está el movimiento pero el peronismo, como todo jeguelato, braga digo brega por la detención del movimiento: escalafona a Heráclito: porque el panta rei originario llevado al extremo conduce a A desigual A más que a Perón Perón. Soy esquizoperonista; esto es un peronismo más allá del principio de identidad: peronista macedoniano me llamo: porque si no hay yo ni hay ser ni hay nada mal puedo ser peronista; salvo por el detalle totalitario: porque peronistas somos todos. Peronista ayoico. En fin, tuve que explicarme: lo mío es un peronismo de la vida. Lo mío no es un peronismo político; yo soy hombre de Diógenes. Vendepatria no; pero ápolis sí. Lo mío es un peronismo ético, y más: un peronismo estético; un microperonismo: un peronismo de la vida cotidiana, de las costumbres. El peronismo como una forma del cuidado de sí. Un autoestado de bienestar. Más en la incultura que en la cultura en mi caso – hombre de los caños, como el can citado o el Trinche de Tablada -. Soy bipo, bipolar; pero el pero; nismo: es bastante así, montoisabelista, neoliberal K. Lo mío es un oportunismo inoportuno y un pragmatismo inconducente. Cuando yo nací – “yo nací” – (1974) Perón murió le dije a la Morocha Argentina y preñada. Yo también nací sin Padre. Yo le dije que “jamás seré vandorista”, y que lo que hay desde el 74 a hoy – o sea mí segmento de vida bajo la hipotización inmacedoniana de que “yo nací” o yo nazi – no puede ser más que vandorismo; o sea: peronismo sin Perón: un despropósito o una utopía. No me dijo como me dijo un vez en Zeppelin una resentida sicobolche: “vos estás atravesado por discursos etcétera”; me dijo cuando nos despedíamos:



- Vos no sos peronista.



Ser no soy.

30/10/08

Un parresiastés histérico.

O decir: el caniche cínico.

29/10/08

Microfascismo es sex appeal.

28/10/08

PRONTO:
Más microfascismo por encargo.

27/10/08

Un argentino extraviado en el lugar del boludo.

26/10/08

No te dejes socratizar.

25/10/08




“Le preguntó si llevaba un diario de expedición. La respuesta fue negativa. La explicación, por falta de medios expresivos, resultó confusa, pero Karina pudo sacar en limpio que estaba tratando de contar su vida en una novela, o, dicho en otros términos, de escribir una novela autobiográfica, o una autobiografía novelada. Era un viejo proyecto; el hogar disfuncional del que había salido, los fracasos escolares causados por la dislexia de la indigencia, los años en la calle, le daban materia, decía, para un libro aleccionador. Y los problemas de salud, superados a medias. No ocultaría nada. Le confió que había descubierto, o inventado, un método para decirlo todo. Consistía en escribir como si fuera él mismo. Karina asintió, pero no pudo ocultar que no entendía, y Jonathan, con sus balbuceos, se esforzaba por explicar que el personaje de la novela sería él mismo, sin inventar nada, pero contado como si el personaje mismo escribiera el libro… lo que quería decir era que escribía en primera persona. Karina no le dijo que el recurso ya se había usado."





“Un filamento de rayo, a modo de prototipo y advertencia, ya había partido de la isla y dado vuelta al mundo. Algo inquietante había empezado a suceder: todos los Cristos de todas las iglesias cobraron vida, para espanto de los feligreses, curas y capellanes, que no sabían si adorar o llamar a la policía. Sucedió en catedrales, basílicas, iglesias de barrio o de pueblo, oratorios, capillas, y con todos los Cristos sin excepción. Los Crucificados se retorcían tratando de aflojar los clavos, a la vez que aullaban de dolor."





“La seudopoesía de Frasca haría pasar a la Historia la verdadera poesía, que era la pobreza."



“La cabeza le daba vueltas. “El fastidio de la vida de hotel”, que había dado origen al poema nacional, tenía sus ventajas: no había nada que hacer. Se había olvidado, pero lo recordaría pronto, que tenía que escribir.”






(César Aira, "Las Aventuras de Barbaverde")






24/10/08

Un editor irresponsable. Y un narrador inexistente.



("¿Quién habla?")

23/10/08

Bloguero & Yo


(Pro Teoría del Blog)





Entre los poetas nacionales el recurso al habla fue una fija desde los 60 en casos como los del hijo de Baldomero Fernández Moreno, después la mayonesa Gelman, y así pero era una especie de apelación populista lirizada. Era una cosa medio radical, medio Unión Democrática. Los poetas de los 90, según los llaman, captaron bien que el habla argentina se volvió una topadora cada vez más grande que no deja hondura ni agujero vivo. En la decadencia de las revistas, demasiado dadas a la cultura, al public relation, a la red no a la escritura, el blog cayó como suplemento justo. Suplemento del habla… Lo cagaron a Derrida al final… ¡acá son todos Rousseau!
El habla suplente o… la fascinación por el fascismo del lenguaje. Oh Rolando Rolando Bartesio… el blog es fascista. El jovenguardismo, algo muy distinto de un jovanguardismo, o de un vanguardismo trasnvanguardismo o lo que sea, hace del… del… fascismo lingüístico, fascinación. El blog, en este caso, como correlato ¿no?, propiamente, del ejercicio literario estricto del jovenguardismo, aparato promocional paratextual mitopersonal- diferencial generacional, sustituta pobre y púber del articulismo periodístico o de la producción revisteril. El habla es básicamente la falange del lenguaje, el foco de producción fascista que parece que aterraba a esos viejos profesores-vedettes de la Francia de los setenta. Así, de esta poca suerte, el “presente absoluto” de los artículos para Clarín, luego desfasados en libros, o sea Tomás Abraham, es demasiado poco absoluto o demasiado poco presente. El blog canónico, el blog tal como se canonizó (el cocinerosalvaje, monolingua el fantasma y todos los demás… yo leo todo), lo pasa por encima. El blog, así, se tendría que escribir en los sybers, escritos en el cartesiano o kafkiano encierro de una pieza, son un artificio. El microfascismo al instante. El colectivo como instante.
No sólo la fascinación por el habla, sino la fascinación por el sujeto del habla, por el ya del sujeto del habla. El yo como ya. Pero el ya como cuerpo, como cuerpo colectivo, el ya como última e indivisible singularidad de lo molar. El acontecimiento… fascista... Bueno… micro, ok. Obviamente si se trata de una apoteosis del yo no se trata del yo del pienso, ni del sufro; es el ego del soy pensado soy hablado soy mirado hasta cuando no estoy. En ese caso sí un yo convertido en espectáculo, no el espectáculo del yo, porque eso es las Meditaciones Metafísicas, Husserl, el romanticismo trashistórico y la mitad de la literatura burguesa de la historia, o toda. Como trinchera inmadura pro madurez, trinchera de los pobres púberes para el ascenso social-adulto, simplemente una sustitución de las formas antiguas. Pero el blog introduce otros elementos antes no habidos. Inmediatez en todo orden, y un sujeto distinto, de un medio distinto, una colectividad distinta. El blog es la poesía (microfascista) del instante. La apoteosis del yo… no existo. Del yo, soy real; no existo. El blog anti-haiku. Experiencia de la fugacidad… microfascista. Televisión de los excluidos. Televisión ciega de los borders y losers. El blog molarismo ilustrado, populismo elitista de minoría, molecularismo del devenir molar…ah. En fin…
LUNES.
Blog.
MARTES.
Blog.
MIÉRCOLES.
Blog.
JUEVES.
Blog…

En los blogs lo más fácil es encontrar en forma semianónima resentidos orgánicos que de todos modos no se atreven a escribir unos Cantos de Maldoror, o que ya lo hicieron y no pasó nada. Pero es un resentimiento orgánico colectivo. ¿Se trata del yo? El yo… El yo está hasta en la sopa, en las facultades y debajo de la máscara rupestre e inverosímil de los fucoltianos se encuentra incluso demasiado. Cuando el impersonalismo universitario sale al pasillo, deja de fonar con la humildad de la voz pública, se convierte en el yo-currículo. No escribir yo pero andar dejando fajos repletos de insignificantes proezas indolentes es bastante poco ayoico, ¿no? ¿No Ferrer?

(http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/01/30/01596756.html)

22/10/08

Civilización o Giladas



Se hace la pregunta Witoldo ¿Soy un bromista? Según Diego Veccio (“Egocidios”) Witold Gombrowicz era un border más específicamente que un bromista. ¿Qué es un bromista? ¿Será un snob como dicen los astutos de hoy? Snob es un insulto de moda. Burgués o gorila ya no funcionan demasiado. Resentido puede quedar bien en boca de quien quiera jugarla de nischeano. Fascista otro yeite interesante. Casas lo suele usar, lo usó de hecho como contraveneno contra Luisito Spinetta, el Wagner de Rozitchner. En un antiguo reportaje de los 80 Mr. Say No More – todavía en la época “tenemos algo para decir” -, si la memoria no falla, decía como corolario de un famoso desnudo en scène, que el rock argentino era un mundillo repleto de… “fascistas”. Existía V8 no Almafuerte todavía. Está la opción “microfascista” que es la que más le gusta a Tabarovsky, para tratar a los autores de barrio o a los bloggistas de la joven guardia nacional punkpular. Tiene la ventaja de convidar a un sistema de alusiones que encuentra su fuente en la dupla heroica de la edad de oro francesa Foucault-Deleuze. De Canción de 2 x 3 a Kill Gil el Jefe encontró un nuevo vocativo para el Otro: ese precisamente, gil. Se puede ampliar en un plural mayestático: la gilada funciona bastante bien. Por ejemplo en un artículo de Miguel Briante puede alguien leer que Lamborghini que escribía para no gustarle a nadie, enseñaba la Doctrina del Significante “para la gilada”, según le confesó en la mesa de un bar. Son las consecuencias de una ética radical: la de querer “sacar al artista del lugar de boludo”. Boludo ya es terminal. Feinmann podía haber declarado “Cualquier resentido tiene un blog”, “Cualquier burgués tiene un blog”, “cualquier microfascista o gorila o en fin tiene un…”; pero le pintó más “pelotudo”. De hecho no cualquier pelotudo recita manuales de filosofía para quinceañeras progresistas futuras “jeguelianas de izquierda” como Cristina por Meeting Chanel. Hay que ser un pelotudo de élite. De la U.B.A. Podría haber dicho “idiota” Feinmann, es la traducción de pelotudo – en ese sentido – al griego. La hybris lo pudo; le falló la sofrosyne. ¿Soy encantador o soy idiota? Disyuntiva y enigma dadaístas adeudados a Tristán Tzara, que decía que había estado en una fiesta llena de “idiotas encantadores” como él mismo que también se hacía llamar farsante idiota y bromista.


21/10/08

...La Vanguardia Fue



(El Surrealismo y el Bobero II)





Triste efectivamente el destino del surrealismo convertido al canon de la manera más impune, abierto a todos los caminos de la museicidad, automatizado en los conjuntos de procedimientos propensos a convalidarse en la normalización-base, disparado su arpón a todos los cantones del arte consagrado; logró – obviamente – automatizarse ecuménicamente y convertirse incluso (al final Dalí dio en el blanco) en fuente proteínica del saber publicitario occidental; irónico destino para quienes propugnaron la desautomatización proestética de la percepción consuetudinal. El dadaísmo no podía durar más que la juventud de sus legionarios. Se contagia en cualquier nubilidad lumpen con otros rótulos cualesquiera. Era un estado de las hormonas; donde se performatean los estados de la mente, por cierto. La gracia que nos dejó el surrealismo por suerte ya es folclórica, no nombra fácilmente su origen, se asedenta en transmisión ambiente. Lo triste es el canto de viejo y la solapa de burócrata sensible y simpático de aquellos que viven del alarde de ennoblecimiento que hace estela en la sublime evocación nostálgica del “surrealismo”, talismán nominal ahora de cualquier revisteril emprendimiento institucional-munícipe y seniscente.






20/10/08

La Vanguardia Fue Así




La "vanguardia" argentina no se parece mucho a la europea, a las europeas. Si es que la vanguardia argentina son los martinfierristas. No están rodeados por la maya del proto-freudomarxismo; son burgueses, pequeños o aristocráticos, sin cola de paja: la mayoría son más o menos yrigoyenistas; alguno loco-cristiano, otro genio incalificable de ninguna otra manera (Macedonio), algunos curten un protoprogresismo, cínico o sentimental (Artl uno, Olivari-Tuñón dos), populista-leninoso; alguno termina peronista-clerical, la mayoría en Sur: conservas rabiosos. El único espíritu con sed de calco europeo es Girondo; pero es demasiado aristócrata para dadasurrealista; demasiado sibarita, y abogado al final. La historia de la importación de la vanguardia, de la emigración no-aluvional de la vanguardia es curiosa. Ninguno de estos cargaba el peso lejano de Baudelaire como ancestro; nada de cinismo, molicie concupiscente, decadencia maléfica, vampiricidad, nada. Poco y nada de violencia, y de espíritu de salvación del mundo, de reforma radical y completa de la realidad. Mucho de "cachada", de picardía "neocriolla", de cierto asombro y esperanza de lo nuevo: vivían bajo el signo de lo nuevo; rodeados - digo - de lo nuevo -; buscaban ligar dos nuevos: las estéticas importadas de Europa, tan ajenas al espíritu Lugones-Banch y casi tanto a Darío, y el fervor de un universo social indescifrable y prometedor; naciente no decadente: la Argentina incipiente.

Hay punks, punkies cultos, que reivindican al dadaísmo de antecedente fiel. Pero los Martinfierros tienen más del espíritu chacota del televidente canónico que del punk; pongamos de la primera minoría "mediática", el televidente de izquierda: el pergolinista no el tinelista.

No querían saber nada con Lenin (imaginarse a Güiraldes leninista); salvo Arlt por ejemplo, uno de los pibes floridoboedistas – bipolares -; pero el Lenin arlteano es a la Dostoevsky; se semblantea como una pasión monstruosa, un Hitler marxiano. Los surrealistas distinguían muy bien a Hitler de Lenin; le hicieron firmar a Dalí – que era un pop adelantado no un surrealista – una carta-documento en la que debía decir que no profesaba ninguna pasión por el acuarelista austriaco. Artaud – que terminó dedicándole loas sarcásticas al Adolfo – fue expulsado por el inquisidor trosco Andrecito Bretón.

Un dadaísta en Buenos Aires se hubiera muerto de hambre; a lo mejor se hubiera pasado a la bomba literal (material digo) con Di Giovanni. El único dadaísta argentino fue Viñole probablemente.

19/10/08

¿Existe una Antifilosofía Argentina?




Fernández se dedicaba a narrar sus nacimientos (tuvo varios, sino permanentes) porque – decía – no tenía otra cosa que decir, o que contar. No quería contar cuentos de los entes, como diría Heidegger. ¿Podría ser la filosofía en vez de una parcial narrativa que toma por objeto cualquier especie de lo óntico un – prológico – permanente novelar de no tanto cosas que nacen sino de naceres mismos? Natividades narradas, de la moral a la luz, la genealogía; cosmo o fenomenológica o por el arte mágico de lo inconciente. Y Foucault escribió que la filosofía nace contra el platonismo. Quiso explicar que el Edipo era un camelo fáctico, una formación historioteórica de duración agotable, pero pareció indicar que en filosofía todo pasa por matar al padre para – sibilinamente – obedecerlo. Platón era quien pedía a sus educandos que no fueran por favor platonistas. El comienzo – mejor – de la… Antifilosofía – tengo para mí – debería ser: no saber geometría.


El comienzo de la filosofía en la Argentina se quiere ubicar en la crítica al positivismo, lo que se suele llamar con un sustantivo poco querible: “la reacción antipositivista”. Así la filosofía misma es un antiplatonismo, y la misma filosofía argentina un antipositivismo.

El comienzo de la Antifilosofía argentina debería ser: dejar de estudiar alemán. Y saber callar en 6 idiomas.

18/10/08

La Guerra de los Libros de Fogwill



(Fogwill, “Los libros de la guerra”. Mansalva. Bs. As. 2008)



Por: $60



Fogwill parece ser uno de los ídolos de base de la nueva horda – ola – de los jóvenes escritores porteños a los que habrá que delatar como los blogoperonistas seudopunkies; esos que irán erigiendo el futuro sentido común de la literariedad oficial y nacional. Representa, antes que nada, un modelo verosímil de virilidad posible que se propone como digno de intentar imitar. Combina – según escribió alguien - en cierta forma no monstruosa los dos elementos más explosivos de la cultura argentina de las últimas décadas: uno en la mediaticidad, el otro en el fondo tenebroso de la clandestinidad cultural. Aparece como una especie de mezcla respirable, inmune a la autodestrucción y a salvo de la calamidad entre Charly García y Osvaldo Lamborghini, sociable y a la vera del estado clínico, al otro lado del estancamiento y desastre. Un poco lo que Charly García fue al pop-rock argentino de los 80, Fogwill lo fue a las nuevas letras de la época, la vanguardia porteña que hoy descansa en paz dentro del top ten del canon. Del mismo modo, un poco ahora parece ser el say no more versión república de las letras, en parte una continuación legible escénica y oral del Ova Barullo. En parte también contribuye a cubrir un vacío que había dejado Borges desde hacía años, el Borges último, de los 80, que ya no contaba como escritor sino como performer de inteviews, un ironista modoso y liberal en el transe de una senilidad genial dada a las declaraciones escandalosas, al petardismo de la boutade wildeana. La figura del anciano terrible dado a la orquestación de una anarcoautoepistemología de aparente vale todo. Así como Charly formateó el pop-nacional (lo podríamos llamar así) como “productor artístico”, así Fogwill fue el organizador principal del canon de la pesada que hoy prevalece en el… under universitario - aunque en el caso de García Lange los discos que él subvencionaba solían ser en general un tanto menos geniales que aquellos que producía como artista y no como productor -. Vendría a ser a los saberes universitarios lo que Charly García a la música clásica. Gran legibilizador Fogwill, lobista sobresaliente de marcas como los Lamborghini los Aira los Laiseca los Perlogher y demás líneas menos ostentosas. No se sabe si su obra narrativa eximida de los efectos de su gloriosa puesta en escena como figura de escritor puede estimular mayor legibilidad. Legibilidad se entiende – nada que ver con el hábito de la interpretación - voluntad de ser leída. Lo interesante de los libros de Fogwill básicamente es Fogwill, lo otro es bastante más neblinoso. El cuento de un dandi del saber, un señor que inquietaba porque solía parecer de vuelta de la pedante boludés impersonal del profesorato nativo con el agravante de la imagen de un gentleman volublemente marxista o peronista, que entre frondosas cuentas bancarias y presunto haber de féminas, se logra básicamente como exitoso operador cultural de su grupo clase-generacional y censor eficaz de la autoconciencia del pensamiento estatal argentino, esto es de los estibadores del neosentidocomún universitario. En “Los libros de la guerra” se puede leer el Fogwill previo a la gloria, al trono de rock star del sistema literario argentino; fase Fogwill pre-oral.[1]





[1] Más bien ahora está en fase-anal.

17/10/08

Si codear fuera al lector no da resultado, pasar al cross en la mandíbula.

16/10/08

De la República del Saber a la República de la Sexta


(El esplín de “La Gran Fontanarrosa”)



Un día decidí convertirme en Autoexcluido Creído. Decidí hacerme perseguir y huir de la República del Saber. Y me exilié en el único exilio posible que queda en la Gran Cáscara de Nuez llamada este mundo: en mi casa. Y su zona de influencia. En mi barrio-nación: la República de la Sexta, donde no imperan Platón Deleuze Peirce Bourdieu sino De la Mata y Carlovich. Ese camino me lo trazó Macedonio Fernández, de él aprendí el “exilio en casa”, el destino de “metafísico de barrio”. Una burla autopiadosa o autoasquerosa. El barrio es un útero horroroso, una placenta de tumberos. El barrio es una forma de declararse héroe villano de una epopeya nacional: el estancamiento y el desastre, como narró Lamborghini, Sabio Negro: la Gran Épica del Desastre, ese gusto argentino por la nada moliciosa o maliciosa, medio Baudelaire. Ese “desastre” que horroriza a los cartesianos apolíneos estilo Badiou. (Los nacidos en los años 70 de la Argentina pueden saber bien como asociar proceso ontogenético con proceso de reorganización nacional, o desorganización nazianal. Cuesta abajo, la vida es un proceso de demolición dijo Scott Fitzgerald, o de desindustrialización) Porque el barrio no es un paraíso perdido, es el conurbano de lo siniestro. Home not sweet home. El barrio-obstáculo. No soy el Gordo Troilo. Siempre está llegando y yo siempre huyendo. No se trata de ser un Rousseau de barrio. Tango invertido. Don Ramón Doña Florinda y el Señor Barriga con su Megane no son más que voluntaristas del microfascismo de la vida diaria, oh San Foucault, pobres corazones. Cuando yo me vaya de aquí me iré por todas partes transformandomé.

15/10/08

Rosario, Cuna de Imbéciles



La estupidez social no tiene límites; en Rosario seguro. No puede saberse bien si se trata de un fallido o de un criterio impune: esta gente divide el mundo en dos: escritores y públicos (oh… ¡al menos son pluralistas!). “Escritores” son las personas que asisten a talleres literarios. “Públicos”: “(aquellas personas que no asisten a talleres literarios)”, triste gente por lo demás encerrada entre paréntesis. Es bueno que, al menos en un lapsus, se sinceren, porque ese es evidentemente el criterio de estos gilipollas que dominan la escena de la “literatura” en estas ciudades de segunda. Los talleres literarios son un criadero de camellos a donde van a parar los idiotas de la burguesía provinciana que sueñan que la municipalidad les financiará un día los producidos de su ocio estúpido. Ahora, este concepto de “público” ¡supera ya todas las expectativas! ¡¿Dónde estarán los vendedores de diarios que salvarán a la literatura local?! ¡San Witoldo San Witoldo qué bien viste a esta ciudad!! ¡¡¡Aira Aira que me ahogo…


“El arte es ahora una cosa municipal, por decir así, una cortesía con los idiotas”, página 77 de una novela llamada “Parte de la fuga”.


14/10/08

Nómade de interiores sin trascendencia.
Saluda.

12/10/08

"Miseria a la Filosofía":

Sinrazones, errores, ignoracias, ilusiones y locura.
Locura errada e ilusiones mentidas... y mala leche.

10/10/08

Las Letras & los Dedos:

Puedo contar mis lectores con los dedos de unamuno.

9/10/08

Luca vive. Solari cobra.

8/10/08

Luca evita. Evita = $ 1.000 (completo)


7/10/08

Luca vive. Cordera dignifica.



6/10/08


¿Soy peronista o lesbiana?

5/10/08



No a la deforestación de tu pubis.

4/10/08



Tenía un serio problema: demasiadas ideas para ser escritor. No hago otra cosa que encontrar y no buscar. Así pierdo los días.



3/10/08

- ¿Desde qué lugar escribís?


- Desde el lugar del boludo.

2/10/08

De Ushuaia a Finlandia, el Aforismo más largo del Mundo. Lo están haciendo en Rosario. Juro. Yo lo vi.

1/10/08









No soy yo cuando escribo.




-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...