3/7/13

Cuentos Completos de Alberto Laiseca



         Con algunos objetos o hechos que se supone componen el mundo del arte contemporáneo pasa que han sido ubicados para entre otras cosas llamar a la pregunta general que dice ¿son arte o qué? Su naturaleza incierta, su cualidad y su calidad dudosas, al contrario pretenden ser un signo distintivo de su pedigrí, hacen a la estrategia conciente en pro de su legitimación restrictiva. La literatura es otro palo de todos modos; se acepta que los textos aglutinados como cuentos sean cuentos porque fueron presentados como tales por decisión editorial –por ejemplo. El caso de algunos de los cuentos de Laiseca es al menos un poco parecido. Probablemente aspiren solapada o lateralmente a suscitar la pregunta de si son o no eso, cuentos, pero –peor aun- por vía similar es posible que también pretendan hacer sembrar la duda sobre su calidad, asumen el riesgo de aparecer ante cierto probable receptor promedio como un mamarracho esperpéntico en virtud de una misma operación por la cual al contrario se hacen piezas infalibles de un sistema –perdón por el pedante sustantivo- literario mayor, soberbio. Mejor dicho, genial: maravilloso. Por el cual lo malo y lo malísimo son lo bueno y buenísimo.
         Menos mal que Laiseca, que intrínsecamente es un islote, que no le debe nada a nadie y se parece mucho a un clásico que nunca existió, es indiscutiblemente una pieza más del canon argentino vigente, aunque sea él mismo su propio ecosistema, aunque sea como caso aislado. Después de haber sido condecorado por Aira, Fogwill y Piglia –cada uno por su lado- nadie va a andar pretendiendo ser su descubridor, ni tomarlo por un under marginal o un genio privado de barrio o de cenáculo esotérico. Pero para su suerte su éxito no tiene ningún justificativo per se salvo el azar, la juntura de brutalidad y exquisita rareza, que a otros nos podría perder en la irremediable ilegibilidad, anomia, anonimato, idiotez, produce en lo de Laiseca efectos brillantes que no sé por qué han pasado desapercibidos por la policía literaria dedicada a premiar lo esperable. Por suerte muchos no se dan cuenta de lo bueno que es y lo siguen aceptando, para bien de nosotros que podemos invertir en sus libros y leerlo encontrado en casi cualquier librería de la vasta patria.
         No tendría nada que decir salvo que he hecho una buena inversión, y le estoy agradecido y a la editorial Simurg.

         No quisiera aventurarme en hacer entender algún rasgo de su obra con mis escalpelos de juguete, el sr. Laiseca no merece que ponga mis palmas con ilustrados microbios allí. Me dio sí la sensación –justo estuve releyendo lo peor de Poe y después la defensa que Laiseca hizo hace poco de ello en un prólogo a los cuentos poeianos- de que asumió el riesgo de asimilar (el árbol genealógico de Laiseca es de lo más caprichoso anacrónico y devaluado) del glorioso Edgar Allan las sobras que dejaron de lado sus discípulos más meritorios y prestigiosos, empezando –en la Argentina- por J.L.B., Quiroga, y continuando con Cortázar, Castillo, e infinidad de cuentistas de buen gusto volcados a propagar las innumerables variaciones de un manojo de eficacias consagradas. Me refiero a todo aquel material que no compone la lectura obligatoria de Poe que hace el lector adolescente promedio, aquello que Cortázar condenó por tener por chistes sin gracia y que en su gran traducción y “ordenación” mandó al cuartito de atrás. O bien no, o quizá yo esté equivocado. O…



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...