18/10/08

La Guerra de los Libros de Fogwill



(Fogwill, “Los libros de la guerra”. Mansalva. Bs. As. 2008)



Por: $60



Fogwill parece ser uno de los ídolos de base de la nueva horda – ola – de los jóvenes escritores porteños a los que habrá que delatar como los blogoperonistas seudopunkies; esos que irán erigiendo el futuro sentido común de la literariedad oficial y nacional. Representa, antes que nada, un modelo verosímil de virilidad posible que se propone como digno de intentar imitar. Combina – según escribió alguien - en cierta forma no monstruosa los dos elementos más explosivos de la cultura argentina de las últimas décadas: uno en la mediaticidad, el otro en el fondo tenebroso de la clandestinidad cultural. Aparece como una especie de mezcla respirable, inmune a la autodestrucción y a salvo de la calamidad entre Charly García y Osvaldo Lamborghini, sociable y a la vera del estado clínico, al otro lado del estancamiento y desastre. Un poco lo que Charly García fue al pop-rock argentino de los 80, Fogwill lo fue a las nuevas letras de la época, la vanguardia porteña que hoy descansa en paz dentro del top ten del canon. Del mismo modo, un poco ahora parece ser el say no more versión república de las letras, en parte una continuación legible escénica y oral del Ova Barullo. En parte también contribuye a cubrir un vacío que había dejado Borges desde hacía años, el Borges último, de los 80, que ya no contaba como escritor sino como performer de inteviews, un ironista modoso y liberal en el transe de una senilidad genial dada a las declaraciones escandalosas, al petardismo de la boutade wildeana. La figura del anciano terrible dado a la orquestación de una anarcoautoepistemología de aparente vale todo. Así como Charly formateó el pop-nacional (lo podríamos llamar así) como “productor artístico”, así Fogwill fue el organizador principal del canon de la pesada que hoy prevalece en el… under universitario - aunque en el caso de García Lange los discos que él subvencionaba solían ser en general un tanto menos geniales que aquellos que producía como artista y no como productor -. Vendría a ser a los saberes universitarios lo que Charly García a la música clásica. Gran legibilizador Fogwill, lobista sobresaliente de marcas como los Lamborghini los Aira los Laiseca los Perlogher y demás líneas menos ostentosas. No se sabe si su obra narrativa eximida de los efectos de su gloriosa puesta en escena como figura de escritor puede estimular mayor legibilidad. Legibilidad se entiende – nada que ver con el hábito de la interpretación - voluntad de ser leída. Lo interesante de los libros de Fogwill básicamente es Fogwill, lo otro es bastante más neblinoso. El cuento de un dandi del saber, un señor que inquietaba porque solía parecer de vuelta de la pedante boludés impersonal del profesorato nativo con el agravante de la imagen de un gentleman volublemente marxista o peronista, que entre frondosas cuentas bancarias y presunto haber de féminas, se logra básicamente como exitoso operador cultural de su grupo clase-generacional y censor eficaz de la autoconciencia del pensamiento estatal argentino, esto es de los estibadores del neosentidocomún universitario. En “Los libros de la guerra” se puede leer el Fogwill previo a la gloria, al trono de rock star del sistema literario argentino; fase Fogwill pre-oral.[1]





[1] Más bien ahora está en fase-anal.



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...