
Fernández se dedicaba a narrar sus nacimientos (tuvo varios, sino permanentes) porque – decía – no tenía otra cosa que decir, o que contar. No quería contar cuentos de los entes, como diría Heidegger. ¿Podría ser la filosofía en vez de una parcial narrativa que toma por objeto cualquier especie de lo óntico un – prológico – permanente novelar de no tanto cosas que nacen sino de naceres mismos? Natividades narradas, de la moral a la luz, la genealogía; cosmo o fenomenológica o por el arte mágico de lo inconciente. Y Foucault escribió que la filosofía nace contra el platonismo. Quiso explicar que el Edipo era un camelo fáctico, una formación historioteórica de duración agotable, pero pareció indicar que en filosofía todo pasa por matar al padre para – sibilinamente – obedecerlo. Platón era quien pedía a sus educandos que no fueran por favor platonistas. El comienzo – mejor – de la… Antifilosofía – tengo para mí – debería ser: no saber geometría.
El comienzo de la filosofía en la Argentina se quiere ubicar en la crítica al positivismo, lo que se suele llamar con un sustantivo poco querible: “la reacción antipositivista”. Así la filosofía misma es un antiplatonismo, y la misma filosofía argentina un antipositivismo.
El comienzo de la Antifilosofía argentina debería ser: dejar de estudiar alemán. Y saber callar en 6 idiomas.