28/6/08

8

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MIÉRCOLES

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JUEVES

Blog…

7




De Capusotto a Aira. De Aira a Capusotto. Se va pasando la vida.

25/6/08

Über Falopa: Sartre & García, Filosofía Rocanrol & Vicio



(Ego-drogas y drogas-del-compromiso)



"Usted enciende su pipa y es un absoluto,
detesta las ostras y es otro absoluto,
entra en el partido comunista y también lo es
”.

J.P.S.




Hace un par de meses atrás se pudo ver en el canal de Cultura de la Nación, canal Encuentro,
una serie de notas al divino Jean Paul Sartre, el viejo prócer mundial de un par de generaciones de argentinos, bohemios académicos o escritores.
Mirándolo así, realmente mirándolo (no lo había oído demasiado en mi vida, sí lo había leído bastante, curioso dato personal para uno que entonces era sólo un inocente nonato), me acordé de unas de esas ideítas del hijo de León Rozitchner, que tanto desprecian los pulidos cerebros novicios que tenemos en la universidad argentina.

Me acordaba de un pequeño descubrimiento, avistaje, que el joven nischista light de la tribuna grondoniana hacía en uno de sus libritos, un deschave: un párrafo donde denuncia, me parece, el tabaquismo general de la juventud maravillosa y su probable efecto global.

Viendo esos reportajes a Sartre percibí mucho más fidedignamente que leyendo la biografía monumental de Henri-Lévi ese detalle personal, y artículo de época.

Sartre era un tipo que estaba evidentemente dopado. Pasado de rosca. Por un lado fumaba tabaco de una manera que hoy parece monstruosa pero que en esa época era imprescindible señal probablemente de una cierta aristocracia simbólica, pormenor conductual del aura trágica que lucía el intelectual de entonces. Sartre, el Castor y los fascinados reporteros epigonales humeaban de una manera menotista.

La Mil y Unas de Sapag no existían en el campo cultural.

Bueno, sobre eso, evidentemente, Sartre, que se sabe que le daba a varias sustancias de esas,… tenía algo más encima.

También por el mismo canal se pudo ver una serie de entrevistas de los setenta o no mucho más hechas por un “gallego fatal” como diría Casas, donde todos los grandes cerebros literatos de aquel entonces, los del insoportable boom y otros, fumaban en cámara de una forma tronante y constante (Onetti, Rulfo, Puig…). No sé qué efecto provocará esto en el coleto televidente de la Doña Rosa de hoy – aprovechando que se acaba de morir el mierda de Neustadt – que tanta lástima tiene por la vida intensiva de los artistas geniales y por las aventuras flagrantes de una bestia pop en los nosocomios de la región cuyana.

No es que yo quiera decir que la Ley Antitabaco votada algunas décadas antes hubiese virado la historia argentina, pero… no sé.

En el 2005 – se lee en un par de páginas de Internet – con motivo del centenario de J.P.S. se hizo en la Biblioteca Nacional de Francia una muestra en su homenaje y aparecía en la presentación una clásica foto suya intervenida por el doctor Photoshop: le habían borrado el cigarrillo de entre los dedos…

Falopas de evasión, falopas de militancia…así como el L.S.D hizo Sargent Pepper y la psicodelia, la marihuana fabricaba jipis, o en todo caso la cocaína dio lo mejor de los mejores textos de Literal, así como el combo de algunas de esas sustancias ilegales formateó en buena medida una gesta que Galtieri terminó consolidando como el “rock nacional”; bueno, así también es probable que esa droga entonces bien vista ya entre sartreanos o entre émulos de Isidoro Cañones, tan chic, y legal, terminara modelando en vahos de alquitrán precipitados éticos mesiánicos en estados de trance antiimperialista o revolucionario.

¿Es la tesis?


Por ejemplo yo, que por comodidad generacional, y por haber pasado por la universidad filosófica, soy nischeano – como el joven Rozitchner – tuve que abandonar alrededor de los 24 la Quilmes por esas cosas que denunciaba Nietzsche de los burdos hábitos etílicos de las bestias alemanas.

Igual, el problema de Charly no son los excesos de las ego-drogas, sino la abstinencia de los giles.







23/6/08

Yo Te Plagio, Laiseca


(Plagiar es más lindo)



(Ampliación extremizada de los teoremas pro plagio vertidos por tal autor en “Por favor ¡plágienme!”[1])





Mi lucha: discurso del método del plagio




Plagiar es más lindo.

Crear, crear es venir de la nada, es horroroso, es un vacío del que no se sale o no se sabe si se sale.
Es la isla Fernández. Es ser Crusoe. Es horroroso. Es ininteligible. Es estar totalmente perdido, en una inmensidad cerrada. ¿Qué clase de casualidad, de error milagroso, permite que otro vea la creación del que crea? La sensación de crear (no habría otra cosa) es uno de los pavores más inefables de la experiencia general de la vida de un artista.

En cambio los dones del plagiar….Ah, los dones del plagiar.

Plagiar, para decirlo todo…por boca del plagio.
Plagiar, para mejorar, para optimizar, el original. El plagiario, es, por sobre todas las cosas, un perfeccionista.
Plagiar, para sacar al animal de su medio; para enrarecer un enunciado, afuera de su contexto.
Plagiar para no ser uno, para escapar, para ser otro. ¡Plagiar! ¡Plagiar! ¡Plagiar! ¡Huir! ¡Huir!
Plagiar, por amor. El plagio mimético, el plagio completatorio, el plagio perfectivo, el plagio adaptativo. El plagio eternizante. Plagiar para adaptar al nuevo medio a la obra.
Plagiar para estar con otro. Plagiar para no tener escracho; pero plagiar con el cuerpo entero, incluso ¡con el cuero desgarrado y perforado de plagio!

Plagiar pero plagiar plagiar. Pero plagiar es más lindo.

Pero plagiar es más lindo.




Entonces ¿Para quién plagio yo?




Se plagia para soñar poder estar con alguien. Se plagia de hipócrita a hipócrita; de lector a lector.
Se plagia para tener un lector. Como decía el verdulero de la cuadra de otro: “los solipsistas no plagian” (plagio).




Autoplagios de otro



“La primera lectura es la que cuenta: plagio.”


“Dejadme no ser, dejadme plagiar. Apiadaos de un hombre in feliz.”


“Cuando uno no tiene un lector afuera se condena al plagio, quiere seguir siendo el lector ideal del maestro cuando el maestro ya calló”.


“Se plagia para glosar de una forma más fiel, devota, o mejor cristiana, en este sentido: el de ponerse en su lugar, en el del otro.”


“Con la excusa de plagiar, poder decirlo.”


“Yo, por mi parte, soy un clon, no, no es que plagie. La biología, el delirio.”


“Plagiar con el cuerpo, amigos. Pasionalmente.”


“La dicha de plagiar no a todos – como hacemos todos – sino a algún particular. Plagiar el suf
rimiento.”


“Yo escribo lo que me pasa, o sea plagio”,


“Plagiar para no ser igual a nuestra propia vida”.


“Mi plagio es sin imperativo, inercial, me sucede antelándome, y ésta es mi mayor virtud: yo mejoro los originales. Soy: como los reparadores de pinturas, y como ellos lo que pido que se vea es eso, el objeto reparado.”


“Plagiar es hermoso y es lo mejor en literatura, sobre todo, si se hace a la vista. La mediocridad en literatura es plagiarse a sí mismo.”


“He logrado mis mejores obras plagiándome, plagiándome sin pudor. ¡Maldito plagio que fascina!”




Pequeña clase sobre el plagio



Ser un escritor auténtico es plagiar.
De los errores de plagio, salen las “originalidades”. Del plagiar los errores de plagio, salen los escritores a ser plagiados. Plagiar y plagiar y plagiar los errores originarios de los plagios originarios es la tarea del peor escritor, del escritor impostor, del escritor autoplagiante, del escritor candidato a éxito, del escritor en una palabra.
Ni sé quién soy cuando prendo la pantalla. Necesito una horita de leerme para remontar mi estilo, para recordar mi estilo, para afeitarme y seguir siendo el mismo.

Están dos tipos de plagiarios: el plagio que denuncian los giles, y el plagio que pagan por bueno los giles. Pertenezco a los plagiarios de la primer camada, a los que plagian a un par de autores que saltan a la vista, a los que uno va a plagiar porque quiere que sigan escribiendo. Porque quiere seguir leyéndolos. En este caso es ne`sario hasta el plagio calcado, que sin embargo siempre es compulsivo, invisible, inesperado, inveterado, inervatorio, perentorio, necesario, vivido, auténtico.
El plagio-Macedonio no es el plagio-Bucay. Porque es de no autor a no autor. No es punible ni penable. Ni apenado.

El segundo plagio es el más común, el de todos contra todos. El que pide la hinchada antiplagio. El que sostiene el macronegocio de la literatura en general, el que no puede ser descubierto, el que funda géneros, gremios gramaticales, y buenos escribires.

Conste que en ningún caso hablo de la calcomanía. Hablo del plagio transferencial, del plagio-popa.

Por más que plagies marrarás. Y no hay nada más lindo que leer la diferencia del plagio y el original. Yo leo las fallas del plagio, y en esas grietas acecha el genio. El que las descubra te leerá la cara. Y tendrás que ir a plagiar a otro.

Pero plagiar…es más lindo.




CONCLUSIONES



Hay que fundar el género plagio artístico-genial-explícito. Tarea de soberbia modestia, de modesta soberbia. Día a día de la literatura. Verdadera voluntad de poder literaria. Hay que hacer que se pague este trabajo. Si la obra de arte es inútil – como se blasona por ahí – la obra de arte plagiaria es la inutilidad de las inutilidades.

Hay que plagiarse más.





Onanismo polígamo




Otro elemento del plagio genial. El destinatario. Uno se figura un lector ideal, pero que a diferencia del caso normal, es prestado. Es el lector ideal de Bécquer, de Beckett, o de Magoya, supongamos. Y entonces escribe para él. Para ese ser imaginario pero que – de algún modo o en alguna parte – es real o, es lo real. Y le rinde este homenaje, le da este regalo. En este caso quiero imaginar con rebusque evidente, la literatura es lo contrario de la masturbación. Por primera vez en la historia. Porque uno le quiere hacer un hijo a ese presunto e inverificable lector en vida en nombre del autor muerto. El lector es la cuñada de Onán. Como aquel murió y queda en su viuda, el Lector Ideal, el deseo de obra de aquel, uno se postula al lugar del hermano para remplazarlo póstumamente. Hace lo contrario que hizo Onán. Reclama la filiación que no tiene y busca preñar.





Ética a Plagiómaco



Plagiar a primera vista. Plagiar a ojos cerrados. Plagiar a la vista. Plagiar pasionalmente. Plagiar con el cuerpo. Plagiar el sufrimiento, y sufrir el plagio. Plagiar por inercia. Plagiar para corregir al plagiado. Plagiar para seguir leyéndolo. Plagiarse para seguir plagiando. Ser un genio del plagio. Plagiar a los genios para ser un genio y poder soportarlo. Mezclar los plagios y fabricar monstruos espantapájaros de plagiados. Plagiar para no histeriquear con los vivos. Plagiar para histeriquear con los muertos. Plagiar para escribir. Escribir el plagio. Vivir el plagio. Plagiar para vivir…


Conste que he sido auténtico, no he sido original, he sido fiel y he plagiado a “Por favor ¡Plágienme!” de Alberto Laiseca, simulador del plagio. En cambio yo ¡yo sí que plagio! ¡La pucha que vale la pena estar plagiando! ¡Carajo!




[1] Beatriz Viterbo. Ros. 1991.

14/6/08

6

¿Cuántas sesiones de psicoanálisis cuesta un paper?[1]






¿Una novela?







[1] ¿Un poema? (Consultar acá: http://laseleccionesafectivas.blogspot.com)

11/6/08

Un Lugar Común Adolescente


(Sobre las “Divagaciones estáticas” de La Rana)




Es mejor estar en la literatura
con los nudillos colorados
que con el culo roto
[1]





El título probablemente es autoirónico: nadie dudaría de que son estáticas. El papel del melancólico, o como escribió graciosamente Germán García del “idiota que reclama que le sea reconocido un saber” fue siempre una fija de la literatura argentina, un visaje que siempre encajó bárbaro en el “escritor nacional”. A esto le agregamos un plus de nostalgia, y está todo dado. Claro que, evidentemente, es un anacronismo deliberado, porque la posta, ahora, generacional, es el talibán. La cosa se puso más dura y ahora para sobrevivir en el medio hay que jugarla de talibán, neomonto, titán en el ring, patovica, neonazi, pibe chorro, neobaronbiza, peronista aireano, qué sé yo diría Michel M. Además no creo que nadie le pueda tener miedo a alguien que escriba, a alguien que pide asustar para poder entrar al sistema de la literatura nativa. En este sentido aconsejo leer lo que dice un talibán sí clandestino – bueno… en realidad… - respecto del talibán oficial de la literatura nacional, a quien seguro el autor de las “divagaciones” tiene por lo más parecido a la “vida” que conoce: un hacedor full time de canonicidad que opera a base de gritos, dice coger bien y tener guita para retener lectores que de otro modo se desbandan rápido de sus prosas (la versión sociable et gentleman del realismo cocainómano O. L.)[2]. A la dialéctica entre la vida y la literatura también habría que beneficiarla con el “veto de lo absurdo”, es que es un tema de risa, cayó en el saco de la parodia, o en manos de Aira. “¿Qué hacer? ¿Vivir? – dice “Cumpleaños” - Es ridículo, un lugar común adolescente”. Las estáticas divagaciones están tan lejos de Rimbaud, de Artaud, de Gombrowicz, de… qué sé yo, por citar uno cerca, de Barón Biza, como de Buenos Aires. Perplejidades de un joven provinciano… en el bar de la Ciudad Universitaria. Más bien en esas plañideras sintomatiza un destino de la misma revista: obstaculizar la vida, y la lectura es una forma de vida, poniendo en el medio la literatura, como objeto de culto, como, entonces, cultura. Defender la “vida”… desde la nostalgia. Aunque nadie pierda sino lo que no tiene ni ha tenido nunca como dice el poema. Defender la “vida” a partir de artículos organizados cómo cúmulos testimoniales de neolecturas consagradas desde una trinchera en donde sólo caben enunciaciones de libros reseñados, de un recensionista romántico, íntimosubjetivista, meticuloso pero afectado, es… raro ¿no?.. ¿la torre de marfil autoasediada, autoboicoteada? No, en torres de marfil – como se decía en una época - vivirían los Rimbaud si pudieran en esta época sobrevivir, si no vinieran con abandono previo de escritura, si no fueran inéditos forzosos y ninguneados. Reclamar el regreso de la vida y la experiencia se debería hacer por lo menos en silencio elocuente, y no facturando párrafos atestados con documentación comprimida de lectura obligatoria al día. Por otra parte Buenos Aires, incluso Córdoba, están llenos de escritores adolescentes (o sea menores de 35 años) que más bien proponen demostrar lo contrario, que sólo hay experiencia de vida, organizada colectiva, molar o incluso tribalmente, que lo que tornó imposible es el aislamiento de una subjetividad replegada sujeta a la distancia del veto de la experiencia continua de la vida ordinaria. Será un tipo de vida alienada, una sangre demasiado poco literaria quizá para ese sistema morboso del gusto. Se trata evidentemente de la queja de un vampiro crítico al que le aumentó el costo de vida.

… de onda, ojo…





[1] http://www.wimbleblog.com.ar/2005/03/color-note-schavelzon-sega-una-paliza.html

10/6/08

Nevertheless


(Tres posteos postergados en torno a la Causa-Deleuze)[1]


enviados o no a




DELEUZE Y LOS MODALES CORDOBESES

(Post 1)




Si la universidad te convierte en un idiota,
es que ya eras un idiota de antes
”.

Juan Terranova,
“Diario de un joven escritor argentino”



Debo hacer notar que me da bastante gracia, o espina, presenciar un foro de discusión bajo esta tónica, donde el idioma chino de la metafilosofía francesa de los sesetentas converge en una escenificación de cotidiano con un afán dialógico que asustaría hasta al más habermasiano de los espíritus, con una entrega total a la camaradería y con una cordialidad por entero abusiva. Son los modales del salón filosófico de hoy llevados al ensalzamiento y a este nuevo medio de…comunicación. Todo, en fin, para hablar de un artista filosófico – Gilles Deleuze – que no tenía mayor afecto por estas prácticas bonancibles. El asceta, el aristócrata, el esquizo. Quedamos en eso según Badiou ¿no? No entiendo; o no quiero entender. El discurso especulativo puede quedar en manos de los violentos, o bien como en este caso, de seres que se buscan en la posición de los ángeles. Retos del saber en el foro de una Sagrada Filía donde Platón la Verdad y Quien Suscribe nos atravesamos en el Logos sin erotoagresiones.


¡La “vida no-fascista” realizada!






¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO?!

(Post 2)



Deleuziano soy. Un canalla deleuziano.
Literatura = Rosario
Central
”.

Santiago Llach,
http://monolingua.blogspot.com




Hay que confesar que la – presupuesta - forma clásica del pensamiento filosófico, “la imagen dogmática del pensamiento”, una idea por otra parte demasiado general y asequible para ser refutada, viene encontrando desde hace tiempo su sustituta pareja. Al contrario el imperialismo filosófico - ¿occidental hay que decir? – se viste con otro atuendo, el de la crítica sistemática - ¿y por qué no “dogmática”? – de esa supuesta imagen canónica y cuasi sempiterna. La profusión exasperada de congresos y su reacción en cadena de papers dan cuenta de eso de forma en demasía evidente.
No digamos en este renglón imperial; digamos la imagen imperante de la filosofía o el pensamiento lleva de suyo sus formas exhaustivas y rigurosas, léxicas, estilísticas, normas del buen decir y de la buena convivencia, metodologías y reglamentos, de las formas de la citación al tamaño de la tipografía y de los márgenes del texto, instrucciones obligatorias para entrar a la comunidad filosófica cuya omisión lleva ipso facto a la drástica exclusión. Podría pensarse: todo es forma. Formalidad incluso. Es lo que queda; porque si ya no puede apelarse al recurso de la voluntad de verdad, al efugio de la buena voluntad, a la protección omnipotente de la ciencia, quedan, en fin, solamente estas modosas normas de urbanidad para ser aceptado como portaestandarte de una palabra de validez filosófica. Pasada la primera impresión, después de la edad del pavo del Asombro del estado de adolescencia filosófica, todo esto lleva a la abulia generalizada, al refugio de la vida profesoral, a la complacencia del permanente consenso, que se parece bastante al presupuesto de la voluntad de verdad, al tic burgués de refrendarse mutua y automáticamente el santo sacerdocio de la buena voluntad. ¡Y me parece bien!




NO SOY DELEUZE PERO DELEUZE NO ERA DELEUCIANO

(Post 3)


Me tiré por vos
G. Deleuze


Deleuze, o por lo menos hay que decir el texto general delegado por Deleuze, ha fundando una enorme escolástica, yo diría una topadora de sentido, una especie de dogma crítico, criticista, abrumador. Junto con los otros top-models de la filosofía francesa de entonces – que siguen siendo los cimientos y las vigas del pensar actual – han reorganizado el canon clásico (Spinoza, Nietzsche, Hume, siguen las firmas), pero eso sería lo de menos. Incluso dentro del mundo de lo que se suele considerar “las letras”, su función canonizante, es imperial. En la Argentina, a esta altura, en ese sentido es sólo comparable con Borges, con el canon que sentó Borges, y a la par de Barthes. No sólo entre lectores más llegados a la filosofía, y entre el lumpenaje del consumo literario que vive de los saldos usados y ediciones baratas de clásicos sin gravamen por propiedad intelectual, sino entre los profesionales o paraprofesionales adscriptos a las escuelas de Letras obligados a la actualización a ultranza. ¡Hasta Aira parece salir, deformación mediante, del canon-Gilles! Vayan a preguntar de dónde sale que tal o cual Perengano esté leyendo a Beckett Artaud Bataille Caroll Miller Jarry etcétera, y es probable que encuentren que, en el principio, era éste Deleuze el que les sopló la oreja. Tan común como ir a la casa de un estudiante de filosofía y encontrar posters con reproducciones de Bacon. Y lo peor es la casi obligatoriedad de los sistemas de lecturas imponibles con ferocidad impávida a quien sea que haya escrito por estas pampas de antaño u hogaño.


De “Me gustó” a “¿Cómo opera?”.



La bola de artículos en revistas o flotando en la Web dedicados a la consagración minuciosa al…al…dogma…al dogma deleciano es, como mínimo, pavorosa. La inercia de masas juveniles de pensadores new age conminados a explicar todo lo que pase por una ametralladora de consignas llamables agenciamiento rizomático…bla bla es para llorar, o reír de pena.

A todo esto hay que destacar un par de cosas: no sólo se puede vivir sin filosofía, sino que se puede pensar sin hacer tragar todo a Deleuze y su (neo) sistema meticuloso y comodín. ¡Hay que expropiarles la locura a esos invertidos de Platonismo! Hay que desadueñarlos del error, de la ignorancia, de la ilusión y de la mentira, y de la mala voluntad y devolverlos a su sano salvajismo.


Y si no, no.





Sr. Boboforro,
pensador del Paraná





POST-HUMO



El burocratismo que produce la literatura de Deleuze imprime una forma de desesperanza y tristeza; circunstancia como mínimo curiosa de un pensamiento acrítico impulsor de la hybris y del flujeo esquizo. Se nota fácil que Internet está infestada de impersonales monografías bajo un mismo gesto militante y aplanador. Es una moda como dicen algunos y también una tibia escolástica. Me hago a un lado, aparto de mí ese cáliz, y quiero que esto se lea como el dudoso testimonio de un lector cualquiera. Cualquiera por cierto más en el sentido de un neologismo de la lengua pampera que en el del evidente adverbio castizo; delación amanerada de un incierto pacto de lectura ahora evocado con la distancia del ironista que amortigua lo pasado a fuerza de inviables tácticas suasorias para alejarse de su propia lectura. Se puede vivir sin filosofía, y creerse otro.
Deleuze o una experiencia de lectura juvenil robada del tiempo consumador y cumular de la carrera académica, cual lectura salvaje pero proficua, furtiva pero de ahorro e inversión.
Deleuze contribuye a cierto colapso de la filosofía; lo que hizo colapsar es esa imagen del pensamiento que denunció. Después de tipos como Deleuze los “filósofos” de la periferia mimética han sido invitados a cambiar de hábitos, dedicándose a escribir que ríen, gritan, rumian. Deleuze sirve para apiñar un rebaño de profesores cimarrones probablemente presuntos. Dictado: transgredamos
[2]. Crescendo de malestar en las aulas. Más-sota, antiguo prologuista receptor del Gilles humeano, uno que reconocía un “atomicismo de la razón” allí opuesto a la lógica a la fenomenología y a la filosofía de la historia del jeguelianismo, alarmaba a la gente indicando una disyuntiva eterna cada vez que se escribe, decía: violencia o comunicación. La crítica – narraba - trasforma parcialmente la violencia de la literatura – ¡y la filosofía es una rama fantástica de la literatura! - en comunicación. No es ingratitud, Deleuze. (¿No hay filosofía para con el enemigo?). Además “Deleuze”, ese antiguo y morboso placer de un texto, es un fajo de papel de fotocopia. Ningún antropomorfismo, ninguna prosopopeya. Sólo lo quería hacer pasar - y con esto espero retirarme definitivamente (por hoy) de este género del arte de la injuria y la pavada total - por el tamiz de lo más íntimo para mí: la tradición local de la barrosa barbarie, barbarie rococó filosófica y nacional, en realidad perezoso artículo civilizatorio del país sin filosofía. Rerrecibir a Deleuze pasado por el brete vejatorio del mejor – peor – pensar autóctono, la metafísica de barrio, el criticismo circense de los polacos, el extravío y atraso nominalista de los bibliotecarios, el sicoanálisis salido a la calle del lacanismo automático; o el risible anacronismo paródico de una actividad peronista de fatigar la infamia que puede enunciar: gente imbécil los filósofos[3]
.


De onda che. Beso a todos. Crítica-ficción, un Piglia malo. Mantente en el mi-histerio, LEKTÓN…



[1] Hay que hacer notar que un tipo con la ambición ridícula de seguir usando el punto y coma, a más de las mayúsculas y eso, no ha de tener futuro ninguno en el campo del post, donde la lengua madre es una turra; pero no una lengua muerta.




[2] Y si hay algo en lo que no se puede creer y que me aburre a rabiar es el ejercicio de estas especies de denuncismos camp como el que acá mismo se realiza… (Nota de… no sé, uno que pasa…


[3] Tadeys cf., natürlich.

5/6/08

5

El blog anti-haiku.
Experiencia de la fugacidad… microfascista.



Televisión de los excluidos.

Sobre Un Ciego Informe



Los escritores, escribientes, escribanos, escribidores, en fin, de la República de la Sexta no vivimos en el caldo de cultivo residencial de los escritores exitosos de la Capital, no. Ya sean los jóvenes serios, los pop-star del neorrealismo sucio, o los falsos escritores sin público. Vivimos, básicamente, en el interior; aunque más no sea: en el interior de la literatura. Acá sí que no hay Externalidad. O bien: todo es externo. No nos rodea Schaveltzon, los correctores de Emecé, los veinteañeros histerio- peripatéticos de Puan, fotografos de Radar ni Ñ; nada. Nos rodea, efectivamente, el microfascismo del Barrio. Un barrio que es una República. Buenos Aires es un país anotaba Borges antaño. Buenos Aires es el país. En el Interior se está, en efecto, en el interior de la literatura, cuyos órganos, paredes tabiques y cuartos, son… en fin… todo lo que está en los intestinos, esperando salir. Se podría enumerar: patografía, autobiografía, confesión, teoría y crítica, ontometafísica, cruda lectoescritura, pantalla birome subrayado tabaco mancha de mate en papel amarillento, líneas negras, y blancas…, de un peso muerto. La escritura y la vida. Nada que ver con la literatura. Que es una cara. La literatura es la cara. La literatura es la aduana; es el puerto. Rosario es una trampa tendida entre la Capital y el Interior. Rosario, exterior del interior, lazo malo del Interior y la Capital, portualidad intestinal: esquizofrenia. Hay una pared en Finlandia que me habla.

3/6/08

Demasiado Tarde


Escribe sintiéndote siempre un genio


Kerouac



Los escritores geniales estamos perdidos, estamos fuera de Mercado. Y el Mercado, en su ascetismo, se las sabe todas. Ser genial, no sólo mea fuera de moda – culpa - y está fuera del tarro. Es una trivialidad. Oh Lenin ¿qué hacer? Lamborghini fue el último genio. Lo que se llama el Genio Malo. Hacía escribir al Genio Malo, al Otro-Cartesiano. Llevó esa utopía hasta las últimas consecuencias. Se me dispensará por estas conclusiones, son patéticamente genioides. Tengo genio, no tino. ¿Qué otros des-tinos (ah,… incurable…la vieja genialidad mía) le quedan al genio flagrante? Del Genio-Malo al Genio-Idiota: Aira. Está Aira. Pero sólo Aira puede ser Aira. Tabarovsky y yo ya no. Está Charly, entre Goethe Keith Richard Duchamp Zappa Chopin Prince y Dalí, único Genio del rock… ¿el Genio Kitsch?
¡Oh, Pierre! Oh Menard, qué desgracia esta… demasiado tarde para Genio. Lo siento: buscaba un remate genial… y lo encontré.





Orinal sin firma

2/6/08

4

El blog es la poesía (... microfascista...) del instante.

1/6/08

3

El blog es fascista.

Un Maldito Menos o El Peronismo Cucurtiano




Hoy todos queremos ser – o muchos – hijos de Gombro. Gombrowicz decía, se sabe, que los pibes vendedores de diarios en la Argentina hacen más literatura que los recoletos de Sur. De ahí (¿o del operario Porchia?) llegamos a Cucurto: el Escritor-Repositor. ¡Y Sarlo salta! ¡Ludmer monta en euforia! ¡Felices! ¡Felices! Yo en Rosario no conocí ningún escritor, de nuestra edad – la de Cucurto y la mía – que no fuera repositor de súper. Los había, eso sí, altos, célticos, frisones, mujeres, caretones, marxistosos, hijos de empresarios fundidos, de sicólogos, ayudantes de cátedra de Filo o Económicas, no sólo peronistas pobres de apariencia evidente. Ahí Cucurto la pegó. No sé si entre estos amigos míos había muchos cumbiancheros (uno sí, tocaba por salario el bajo en un grupito). Estaban los que escuchaban Led Zeppelin, Floyd, Cage, Troilo y Grela, Silvio Rodríguez, o meramente Madonna o Los Piojos.

Peronismo y César Aira, dice Cucurto, es la fórmula. Claro, acá lo entendimos todo: a Lamborghini le faltó algo, además de la falta. ¡Le faltó el menemismo!!!



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...