27/7/08

Bardo, Bardero, Bardeado




Pero Cucurto dice que en los blogs lo bardean. Cucurto: hermano, no es mi caso. Yo te hago propaganda gratis. Propaganda tabarovskiana: propaganda sin público. Sólo me tengo que atajar de entrada, porque no tengo red, no sólo público, ¿a mí quién me defiende, si ni siquiera me atacan? Acá estamos a favor de cada uno, y sobre todo, de Cucurtú. Sólo contra todos debe de querer decir eso, es un altruismo ayoico que se enfacha de misantropía preventiva. Todos Borges al lado de Cucurto.



Borges todavía es rock-chabón.





(Chambón como diría Bioy)

Cucurto Me Está Garcando


Era un garca; pero
lo que escribía era una garcha





Ojo Editor: garcando no garchando.

Una vez yo era chiquitito y se me ocurrió mandar unos poemas antipoéticos a un concurso. Era una revista muy famosa que me parecía una cagada. En eso probablemente todavía coincido conmigo, o sinmigo. Después, juro que no lo hice más. Digo a eso de mandar a concursos. Me declaraba desierto.
Era una antipoesía que no tenía nada de antipoético, además de nada de poético. Nada de chileno, y menos de peru-paraguayos. A mí las revoluciones me parecieron siempre conservadoras; son las que hay. Yo tomaba lo más reaccionario (o sea, digamos, a mis fines: revolucionario) de la poética de Borges, del Borges pos-vanguardia, el s. XIX, y la mezclaba con una especie de sintaxis girriana casi calcada (sólo lo matizaba con citas de Spinetta y García… raro ¿no?). Mi revolución consistía en hacer todo lo que no se esperaba de un joven poeta local candidato a ganar concursos. Y me salía. Me salía algo así como Wittgenstein formateado por Banch, una auténtica literatura para nadie, de izquierda… de izquierda kirchnerista quizá: conserva. Extrema izquierda conservadora. O al revés: no cambiar nada para que todo cambie, qué sé yo…
Bueno, para brevizar: resulta que compré el número siguiente y había ganado uno que escribía como Moyano actuando en Tadeys, como Barrionuevo prófugo en un acceso paranoico-fascista, como hijo no reconocido de la Tota Santillán con primer año completo en Letras… Paf dije, si es así mejor me dedico a la filosofía. Así que seguí ese camino tortuoso que no es el del genio, sino el de la estatización del idiota. Guatepeor, porque lo único peor que un enjambre de insípidos “poetas” profesionalistas, como esos imbancables, es una sociedad de masas de eremitas: la escuela de filosofía. Me gustan los boludos, pero que se cortan solos.

Después vinieron tiempos peores pero le debo a Cucurto, desde hace ya varios lustros, haberme dedicado a otra cosa.

Me sigue cagando.

26/7/08

La Vida Después de Cucurto




Hace un tiempo un redactor de esta casa, yo no-yo o quién sea, sentó una distinción entre dos peronismos posmarechalianos contemporáneos. Contemporáneos, en todo caso, para el mundo del recensionismo del pasado ejecutado por el etnogrupo de la lectura universitaria, para el cual contemporáneo es lo que pasa hace dos décadas. En fin… son boludeces pero que, en cierta forma… son verdad. Sobre lo que no hay nada que decir decir. Y ya diremos por escrito algo del peronismo nuevo, de la nueva letra peronista que asola los blogs porteños -… y cordobeses (¿qué pasa con los rosarinos eh?... ¿qué es, un efecto del socialismo? ¿del cheísmo,… del trin-cheísmo?...) – las nuevas editoriales de Independiente y así. Pero paramos un instante en Cucurto.
¿Cucurto qué es? Cucurto sale con tres papas: tres patas: Cucurto es Aira con Lamborghini con Menem. Lamborghini con continuo, Aira sin cultura nerd-gay y el postre: la pobreza, para la que, como decimos – pero vale para todosla vulgaridad es un lujo. Es la latinoamericanización del canon nacional, latinoamericanización del… del… sistema literario argentino… literatura de izquierda… latinoamericanizada. ¡Menem, Menem, Menem Menem! Memen, ¡menos mal que acabaste con los de Babel! Con Dorio y Alan Pauls. La pobreza trae yuyos… atolondrados ¡y realistas! El Laiseca negro, el pantagruélico gondoleño. Último en cagar, en cagarme. Qué Aira.

Habíamos creído que ya no se podía escribir (escribir: escribir mal) después de O.L.; después, que ya no se podía después de César Aira. Bueno, resulta que ahora ¡ya no se puede escribir después de Cucurto! ¡Cómo alguien puede escribir tan mal, ¡y sin el menor esfuerzo!!

Como dijo Dios: ¡cómo me gustaría ser negro[1]!!





[1] G. Lange Moreno en “Moro-Satragni”, 1983.

21/7/08

14

A este blog, semiblog, blog falso, viene a parar todo lo que no escribo. Todo lo que no escribo yo, su autor, un no autor, en fin: todos los no autores de este blog. Lo que escribo está en otra parte. No lo van a leer acá o: no lo van a leer. Estoy escribiendo un blog de verdad. Pero es un blog sin blog, inédito. Alguien tiene que hacer otra cosa… El blog todavía no fue escrito.

20/7/08

La Amistad Más Uno (La Amistad es un Robo 5)

[López Rega]

(El inconciente peronista)




Mis amigos son unos atorrantes. Entre esos tipos y yo hay algo personal. El que dijo que a los amigos se los elije nunca tuvo un amigo en su vida. Tuvo un súbdito en todo caso. A los esclavos se los elige. En la feria, por su utilidad.
La amistad viene de un sino más inalterable que el de la familia. Los padres nos confeccionan pero el tiempo de la venganza casi siempre llega; lentamente llega, y los hijos rehacen a sus padres, vueltos de alguna forma niños obsoletos, o sea viejos.
Pero la amistad, amigos, tiene a la alteridad como una suerte de regulador inagotable y permanente que impide que se la confunda con lo que nos tentamos
por llamar amor, u otras afecciones menos envidiables: devoción, sumisión… No es una relación partidaria, ni religiosa, ni positivamente contractual, tiene algo de otro orden, o de otro mundo.

Quizá mis amigos me elijan, no lo sé. Yo no los elijo. Elijo a mis enemigos, pero nunca vi uno en la cara. En este universo – este país: mi vida -, somos todos compañeros, camaradas. Compañeros, amigos, como López Rega y Firmenich. Porque como me dijeron que dijo Borges, la amistad es la única pasión argentina; y la pasión, si argentina, es peronista. El peronismo, metonímicamente, o estadísticamente, es la Argentina. Para un amigo no hay nada mejor que otro amigo. Quien dice mejor, por ley del terrorismo froidiano (otra pasión argentina), dice peor. Como el Doctor Merengue. No Menguele, Merengue.

La amistad, esto es, lo que hace posible la traición. Y la más forzosa de las relaciones entre los hombres.

Al amigo no-todo.




Silvio A., un amigo

A Little HelLp For My Friends (La Amistad es un Robo 4)


Amistad secreto poder melancolía tedio

(Tergiversación a partir de un fragmento de “La ética picaresca
” de Horacio González)




La amistad dice Simmel es un disolvente del secreto. El secreto de alguna manera funda la sociedad, la trama de relaciones subjetivas que son su sostén o su dorso. Sin embargo, cuando la amistad es posible, existente, siempre queda un fondo más allá de la lógica confesional de las revelaciones compartidas. Un último recodo del secreto. La filía antigua – escribe H.G. igual que Deleuze-Guatari en su último concierto a cuatro manos – ya no puede existir en las sociedades contemporáneas: “hay demasiado que ocultar”. Como una especie de Quijote o de… Falso Quijote contra el mundo convertido en un emporio de la sospecha se saca del perchero al “melancólico”, un estelar actor de reparto del cine bizarro froidiano. “La melancolía es un estado de ánimo profundamente doloroso, una clausura del interés por el mundo exterior, de disminución del amor propio y la pérdida de la capacidad de amar. El melancólico, despojado del pudor, se satisface comunicando públicamente sus propios defectos”. Este personaje pretende imponer una violencia abrupta y general contra el universal secretismo cósmico. Puede convertirse en un cínico de sí mismo; o la paradoja o seudopleonasmo del perro nudista. O en el sacerdote y publicista de su interior. Puede estar entre Diógenes y el Strepper. Un Strepper disruptivo que busca el shock. Y puede pasar que el sin secreto que profesa lo convierta en un secreto que camina. El melancólico secreta secretos. Lanza un habla de secreciones. Afirma la existencia del secreto pero igual su innecesidad, su impunidad, su miseria. Otro caso distinto del sin secreto es el del sujeto del tedio; o mejor: el estado del mundo en el tedio: “sans secret” escribe Baudelaire. Todo está indiferentemente sabido. En el tedio la naturaleza es una asquerosa vieja miserable, no una fémina que turba. Pero, más precisamente, en el tedio de Baudelaire el sin secreto obra en relación con el objeto gnoseológico y natural; es falta de misterio y refutación o indiferencia ante la entidad del noúmeno. El hombre del tedio es un hombre melancólico pero su melancolía no es la del hombre melancólico de duelo. Porque perdió la pérdida. El hombre doloroso reconoce el secreto como entidad, despreciable quizá; o innecesaria en otro caso. Desprecia la confesión que ejerce. Al hombre tedioso no le interesa. Pero podría volverse hacia la apatía perversa y obligar o disfrutar de hacer expulsar “secretos” – secreciones negras imponderables – de la boca del otro. En vez de dominante y dominado el poder trabaja con una lógica del secreto según Canetti: poderoso es el que puede callar e imponer no callar al no poderoso. El nopodermiento driblea entre lo confesional y lo delatorio. Por citar a Laiseca: “el poder verdadero consiste en no aparecer”.

19/7/08

El Club de Amigos (-Sin-Amistad) (La Amistad es un Robo 3)




Podríamos llamar a la filosofía actual, que no tiene ninguna existencia fuera de la teodicea del currículo, y del comercio vincular entre alumnos de la carrera homónima, y entre alumnillos y profes, como un Club de Amigos, … sin Amistad…


Exceptuando a lo macedoniano de su probable centro – “Ella” o “La Eterna” – encontramos un mundo bastante de amistad, tan escaso de tocadas de culo, ni las caricias de la paideia, ni el manoseo de la ontoparanoia de la sospecha. Una especie de politeia de los afectos, o de la Afección, una altruística de la traslación del yo, que suspende lo que se llamaría la teleología biológica, la individuación como zapallo haciéndose cosmos; la suspensión del “cuerpo” como fuente de la diferencia como violencia.
Todo esto se sabe, y sin embargo Macedonio dejó una frase bastante amarga o melancólica sobre la amistad, así como hoy algunos se quejan por la decadencia de la “transferencia” y el “pase”, o sea aquello que existía ejemplarmente en el vínculo de la filosofía original, y que más bien existe como farsa en la relación filosófica actual sujeta al discurso universitario, y al imperialismo del robot tecnócrata expendedor de papers posdoc, y que siguen siendo monopolizadas crecientemente, y pro exclusividad, por la instancia del diván. O sea: privatización y confesionario.


Escribimos libros para convencer a nuestros semejantes desconocidos y no logramos persuasión en un amigo”.



Dime quién me la robó. La amistad – por conmemorar
a Proudhom – es un robo.

El Gaucho Con Concha (La Amistad es un Robo 2)



Hubo muchos que han entendido que la Argentina no entró nunca a la modernidad, o entró después, o rara sesgada o parcialmente. Feudalismo y agroexportación han hecho posible una amistad argentina. Bastaría leer los primeros libros de Borges, los que él prohibió después, para encontrar, entre otros cultos, un evidente culto a la amistad. Después Borges cambia. Se pasa de Yrigoyen a la Revolución Libertadora, como se pasa, entre tantas cosas, de aquel culto al famoso culto al coraje. Prefiere la loa a unos compadritos u “orilleros” bastante arquetípicos, y a los que difícilmente se haya acercado mucho, al festejo de viejos camaradas, Oliverios o Marechales.

De los epitafios a Boedo, a la Torre de Marfil. Pero la amistad argentina tenía más de gaucho que de gay. Amistad de armas llevar cuyo canon en principio sería el tándem Cruz-Fierro. (Pienso en una frase de Mujica Láinez – un gay posmartinfierrista: llamaba a Victoria “gaucho con concha”)
[1].

En realidad el gaucho y las conchas estaban divididos y hay que esperar hasta los años 70 para encontrar su aparición sintética: Osvaldo Lamborghini. O la gauchesca enconchecida.




[1] Para un análisis de la enemistad entre Borges y Fernández ver “Correspondencia Borges Macedonio” de Carlos García.

Ni Perros Ni Peronistas (La Amistad es un Robo 1)

[Witold Gombrowicz]



Una célebre frase de un maestro de nuestra adolescencia bis: Michel Foucault: “la amistad ha desaparecido”.

Este maestro había enseñado que como - del victorianismo al Big Brother de la masarquía contemporánea, o desde los valores manifiestos de la modernidad o del cristianismo o desde cuando fuere - los arrumacos y penetraciones entre varones han sido punidos, condenados, la amistad, la antigua filía, ha desaparecido.

Probablemente no sea la única causa verosímil. La sociedad moderna poco se parece a la de la ciudad-estado ateniense, donde la esclavitud, no encubierta, asumida, era además de manifiesta parcial. Aquella amistad con derecho a flirteo y más, la de los amigovios griegos, era como decirlo inter pares; afuera quedaban las mujeres, los apolíticos, los esclavos, los perros y los árboles.

Ni perros ni peronistas. El mejor amigo del griego, es el griego. Para un griego no hay nada mejor que otro griego.

Así sería la Amistad en la era de la Verdad.

En la era de la Sospecha – Pólemos-sin-Aletheia o Pamparanoia-Massmoderna -: no nos dejamos tocar el culo.

O, mejor dicho, hemos llevado la tocada de culo, a su abstracción en lo simbólico, con la consecuencia de un cambio de signo: de una pedagogía del placer a una homogogía del abuso.

Curioso que el mayor teórico contemporáneo de la tocada de culo haya sido el Hombre-de-Retiro. Gombrowicz en definitiva, cuyas prácticas sexuales – se sospecha – eran bastante filosóficas, bastante políticas – en sentido originario de los términos -; bastante griegas. Gombrowicz, un filósofo griego en la máquina del tiempo, un filósofo griego con equívoco de pueblo: nacido en Polonia en el siglo XX, exilado en Retiro; retirado en la Argentina.

Un Sócrates arrancado de raíz. Un Sócrates después del ostracismo, o con ostracismo previo. Un Sócrates con itinerario existencial invertido. Lo que da como resultado un Diógenes con traje; un Diógenes de pensiones, un Diógenes capaz de dar conferencias, un Diógenes del Café Rex, con ajedrez, medio pederasta y medio puto, aún socrático.

Una especie de pariente salvaje de Michael Foucault; sin academia, sin éxito; y radical de origen: nada de malentendidos con juventudes comunistas, aparatos marxistas, ni progresismos libertarios.

Si bien de Platón a Perón hay una continuidad – hay que decir – jegueliana (un monismo que se enuncia así: lo real es racional: o la única verdad es la realidad -, del platonismo al peronismo hay una inversión evidente: Platón demandaba a sus alumnos – se dice – que no fueran platonistas, y para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. El peronismo-sin-Perón, aun con Perón en vida (en el ostracismo) pero sobre todo con Perón muerto, es lo inconducente, la inconducción: ha conducido a la esquizopoliteia, o de la acefalía al desastre.

Ni diogenistas ni platonistas podría haber sido una máxima del Movimiento.

17/7/08

13

Los blogs son todos iguales, diríamos son de Autor Único. Por eso SóLO CONTRA TODOS ya está proponiendo en el campo del post una auténtica revolución conservadora. Que sea lo que haya.

El Tamaño de Montaigne al Bonsái



(“Ensayos Bonsai” de Fabián Casas)



El tamaño es algo que a los ensayistas les importa; a las ensayistas no porque incluso, no creo que las haya propiamente hablando... Yo nunca le hubiera puesto a un rejunte de ensayos, ese probable género inventado por Michel de Montaigne, “El tamaño de mi esperanza”; viniendo de ahí se presta al chiste fácil. El bonsái-cize es el tamaño Montaigne. El de “lo bueno si breve” fue Gracián creo. Montaigne usaba, se sabe, el “ensayo” para quejarse por su tamaño. En fin.

Que el ensayo es una debilidad argentina… es probable. Es la debilidad del pensamiento argentino. Es la debilidad del pensamiento argentino la que lo hizo fuerte. Como se lee en la vieja Masshedoña (de paso promoción, una muesca más en Google): los papeles de un argentino perdido en la metafísica o la debilidad de un fuerte.

Yo personalmente ensayo errores. No, no improviso. Juro.

En un libro de entonces el antifilósofo rosarino Juan Bautista Ritvo le llamaba, al ensayo nativo, épica de sombras. No sé que quiere decir esa frase coqueta. Pero debería querer decir de sombra a la universidad. El ensayo se teje a la sombra de la universidad, ya bajo su sombra ya haciéndole sombra, o ya haciendo sombra con la universidad. Platón & Yo. Tiene también razón el filósofo de Saldán Vega cuando dice que el ensayista se pone en general en una posición heroica o de prócer. Hay algo embalsamado en el ensayo, por lo menos: enyesado. A veces el escritor escribe sin el cuerpo, lo pierde escribiendo, o con el cuerpo todo roto, pero el ensayista es un tipo que escribe enyesado, con el cuerpo entero, con el cuerpo entero enyesado. Al menos no “con la mano ortopédica” como diría O.L., con esa se escriben las tesis. Más bien los escritores escriben en el ensayo lo que falta, y escriben con la que falta: con la otra mano, con la otra mano cervantina. Son Cervantes zurdos, porque les falta la derecha, y con esa los escriben, me parece.

Sin entrar en Borges o Martinez E., menos Lugones, ni nada de esa época, la generación de los viejos actuales, de los que comenzaban a escribir ensayos cuando Borges ya se dedicaba solamente a hablar, a cuchichear con Bioy o a responder reportajes automáticos, porque escribir ya no veía, se autoplagiaba, se dedicaba a completarse, a Completar la Obra de Emecé, produjo, a la sombra de la universidad y a la de Borges y Macedonio (que, hay que insistir: nunca fue ensayista: chateaba con su sombra) una serie de productos/ciones de cierta excelencia/dencia.
Esa generación tiene ciertos maestros del ensayo, que, ya que estamos con las sombras, vivían, viven, a la sombra o en la sombra de los greatest hits de la ficción, de los grandes escritores.
Germán García, Horacio González, Tomás Abraham, también Libertella y Otros, seguramente son los mejores “ensayistas” de esas camadas. Los de esa edad que han hecho carrera de ensayistas.
De la carrera de esa edad cansados llegamos a Casas. El ensayo es, además de en la cultura – eso es en todos lados -, un malestar en la escritura. En la cultura, hoy, lo que hay, es un malestar en, o con, el ensayo. La Web, por ejercer el improbable pero verosímil tropos de la hipérbole, va a acabar con el ensayo; o sea: va a terminar fortaleciendo al paper, haciendo del paper una fortaleza, una fortaleza para la impersonería estatal del pensamiento, el refugio de los Hegeles contra la montaña de impromptus e improperios de los Montaignes ipso facto de hoy. Entre el posteo y el paper quedará poco para esa antigualla; queda le bon essai d’aujourd'hui, le bonsái. De los árboles al rizoma, y del rizoma al bonsái. Cambió la bocha.




16/7/08

Un Bonsai Que Se Hizo Secuoya



(“Ensayos Bonsai” de Fabián Casas)




Leídos en el medio de la mar de Internet los artículos de éste ulterior libro eran una cosa. Es evidente que dejan de serlo, se hacen otra convertidos en libro; no sólo en libro, en libro lujoso, en un artículo-Emecé. Fuera del prestigio del nombre, autoral, en el medio de la infinita, de la monstruosa e impersonal Biblioteca del Presente de la Web, para un lector desapacible, no demasiado apegado a la trama de la mitología de autor, en este caso de autor emergente apenas ex joven en vertiginoso ascenso a primera, esos petit ensayos, en cierta manera, en su forma, ortodoxos dentro de las delimitaciones del estilo general del género en el medio – la Web ¿no? -, provocan un determinado efecto, que resulta muy distinto en esta segunda instancia ya en forma de libro de la colección de Emecé. Al menos es lo que sucedió en la experiencia de este cronista. Mi nombre es Pirulo, critico libros. Y gente.

Pero se puede presumir con bastante probabilidad que es una experiencia poco subjetiva. El arte de la escritura, en este momento de la historia, está condenado a vivir en dos mundos. La Web y el Libro, que son dos mundos aparte que alteran seguramente los efectos de una lectura de una manera cabal. Una misma cosa – texto – en la Web es una cosa, en el Libro otra. Nos encontramos, señores, ante una nueva esquizofrenia rotunda que surca el cerebro del lector actual, diremos del lector actual de literatura, que, como el héroe de la modernidad de Berman, vive, mejor dicho lee, en dos mundos. Si, la experiencia literaria es hilemórfica. Comprende una forma que es el texto pero con un sostén material, hoy bifurcado, que incide, parece, dramáticamente en su circunstancia. Un problema para el lector y el escritor que trabajan o fruyen en ambos frentes. Ya la escritura misma era una esquizofrenia clavada en el habla. Hay tropos para el libro y tropos para la Web, efectos de estilo para uno y para otra, y en este período de la historia mundial de la lectura, donde todavía no se asimila el impacto estético del nuevo bipolarismo, comienzan a suceder cosas raras.

Pensé: debe de ser el “efecto Aguafuertes Porteñas” versión dos (Pero no sé muy bien lo que pienso).

Uno, yo, Pirulo, como evidente y ejemplar lector bipo leí de dos maneras bien distintas un mismo texto que en la Web, al margen de las perspectivas de las cosas, ideas y pasiones que allí se enuncian, como estilo y sus efectos, no daba impresión otra que la de cierta venia con el común, versión afortunada de los comunes declives de un estilo al cabo colectivo, pero que leídos dentro de una cadena de lecturas que es la del Libro y sus eslabones son la historia del ensayo ocurrió en esta subjetividad sin sujeto que critica libros – yo, uno: Pirulo – una impresión de revolución y novedad rotundas. De pronto me imaginé que todos los pibes de barrio leidos íbamos a empezar a publicar masivamente “ensayos” en Emecé – ¡en la cadena de Borges! -. Sería bueno… ¿O no?

12

Estamos construyendo un refugio antiparanoico en la Sexta (por eso no escribimos). Es a 100 metros de la nueva estatua del Cheeee, que, no es el Che - dicen en realidad, es solapadamente una estatua en vida a Carlovich, al Trin-Che.

15/7/08

11

Ni vanguardistas ni narrativistas ni peronistas: ¡¡Bo-lu-dos!!

14/7/08

10

Jet-Set, ¿por qué no puedo ser del Jet-Set?

Porque soy un rosarino.
Perdido.
En la… en la superación de la metafísica… la Pavada Total.

3/7/08

Al Lector:

[no molestar estoy viviendo]



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...