27/4/11

Pronto este blog se irá cerrando.

Y pasaremos por fin a las armas.

26/4/11




[Tribalismo lacanista]

Rioja 700



19/4/11



De Diógenes al grunge: ¡hacia un quinismo-glam!

Disertación Montaña Rusa Parque Independencia
Miércoles 20, 21:30 hrs. Llevar vianda.

18/4/11



Necochea y Ocampo

(Puerta trasera Carrefour)


17/4/11

Nunca lo voy a lograr, hoy puedo sentirlo. Me vino como un flash, y viendo fotos viejas: una revelación en medio de un balance-relámpago de mi vida. Nunca. Nunca lo voy a lograr. Pero ¿a qué? ¡A qué!

Siempre algún lector hay, es al pedo.

14/4/11

¿Es muy grande el agujero, Huberto?



¿Adónde nos llevó, hermano, la nostalgia del uno-todo? ¿A gastar la retórica de la execración, a fatigar la fascinación por lo abyecto: al estado-deyecto como coronación doblemente escatológica del estado-de-yecto de la adolescencia del pensamiento? Hermano. Pureza y decoro son mi objetivo. Pero para después ¿después de qué? La verdad que me estaba cansando, cansado estaba de seguir proliferando con la expansión continua y discrecional de mis anxious objects y decidí pasarme a la retórica de la execración (un antiguo gusto mío: incendiar el mundo pero seguir vivo) que no es lo mismo que la estética de lo ominoso, es la contra: yo hacía arte desde la fascinación por lo abyecto y luego me jekillizaba –o al revés- y convertido en mi adversario escribía exabruptos desde esa otra pasión de extrema derecha o izquierda: la retórica de la execración: Contra la fascinación por lo abyecto (1997), De paso contra todo lo demás (2004), Contra la retórica de la execración (Desde la fascinación por lo abyecto) (2006), Contra la retórica de la execración desde la fascinación por lo abyecto (2008).


Por un arte oficialmente terrorista (2009), No, al contrario (2010).




10/4/11


Se(g)mental, obra del colectivo "Mauro Rajmil"

Las expresiones de chot-art local siguen firmes en las paredes rosarinas. Nótese cómo convive con otras manifestaciones menores del arte visual urbano como el stencil. El artista ha acertado genialmente al decidir, ex profeso, establecer su intervención-assemblage en ese exacto punto de esta pared del centro que puede observarse en las fotografías. El semen rodea al pene trazando un círculo interrumpido, segmentado, que, a la vez que la circularidad del Eterno Retorno y la idea parmenídica de perfección esférica, expresa su propia crítica en tanto mitos de negación del vacío de sentido y afirmación narcisística de completud.


9/4/11

AUTOBIOGRAFÍA MÉDICA DE TABAROVSKY A $14,90 EN CARREFOUR




Acierta el poeta (Piro) cuando justifica su novela: “narrar es aburrido”. Es aburrido. Aburre hacerlo casi tanto como aburre leer narradores en el 95 % de los casos (leer el Diario de Poesía igual aburre más). Pongamos a un Superhombre a narrar y sacamos a una vieja de barrio que es lo que hubiesen querido ser la mayoría de los “narradores”. Hay un límite para la pasión por el chisme, el Chisme Universal. Pero reduciendo al mínimo la historia, como en los casos de la novela teorética, la cosa se maquilla, pero no cambia del todo. El aburrimiento no es obligatorio, como mucho es necesario. Kafka: para narrar hay que saber aburrirse, y tomado como de quien viene: un narrador de cuentos de media página (son sus mejores) y novelas abandonadas a su suerte. Los pasionarios del teorema guardan su reserva de chismes para la instancia del intercambio privado en los pasillos de la universidad argentina. Siempre hay algo que decir, es el gran fracaso de la literatura. La sabiduría express que financian las academias estatales de Humanidades en esta tierra sirve para bardear en bloque, trafican una materia retórica que nos facilita un ninguneo del otro –sea el Llanero Solitario o en Solidario- desde el punto de vista de la revelación (porque “develación" es algo muy parisino) de su “lazo social”. (Vid Twitter y sus precursores) Houellebecq explica con fidedigna ingenuidad cómo la pasión sicoanalítica por mostrar la hilacha del otro acabó en caricia: Verdaderamente, creo que los seres humanos están más explicados por su nivel y su posición social, que por su historia personal. Y eso es muy violento. Si uno le dice a alguien: “Vos pensás tal cosa, pero es normal porque son las ideas típicas de tu ambiente”, la gente lo toma muy mal. Prefieren ser explicados por una neurosis infantil o por sus signos astrales. Pero si uno le dice: “Tenés la opinión típica de un gran burgués”, desprecian la explicación. Pero esa reducción a la sociología es sumamente violenta, de una violencia inusitada”. Autobiografía Médica habla sin embargo de “banalidad”, una palabra suntuosa que en una época se tenía por galicismo. Elogio o condena: Tabarovsky no aburre.

En Autobiografía Médica se lee el contrapunto irónico entre la hipocondría –Dami, el personaje- y el miedo a la hipocondría –el narrador, una suerte de autocrítico severo de su personaje que lo sigue en su insignificante andanza para tirarle fruta permanentemente en medio de su tenaz predicación-. Tabarovsky sabe insistir con ese lado de la prédica (Miguel Mateos: nada es real, todo es ficción) que deja a veces bacante Aira, que siempre encanta extraviándose en el bosque hiperbóreo de las epifanías surrealistas. La historia se desarrolla en una probable atmósfera de posmenemismo, de 2001. Dami es “consultor”, “sociólogo de mercado”; padece unos cuantos males, hipocondría, e inestabilidad laboral: es despedido y contratado unas cuantas veces, termina en un momento vendiendo medias como un Tomasabraham de la baja burguesía lumpen. A Dami le interesan la sociología de mercado y su enfermedad, al narrador la literatura y Canguilhem.

Los modestos accidentes de la circunstancia de Dami se evidencian con hacer comulgar la catástrofe –cotidiana e intrascendente- con la “banalidad” –la banalidad es un lujo para el narrador, para Dami el sopor de su tragedia estable- La digresión apunta al centro: la literatura; hace sistema. Sociología (consultoría) de mercado y enfermedad –por donde gira la situación de Dami- son sendas analogías de la literatura. Y en ese vértice donde Aira supo contrarrestar la carga posestructuralista revisando los manifiestos surrealistas, Damián Tabarovsky recarga, y así se lo podría leer: como el estado actual de aquella Doctrina (utilicemos jerga local) en una generación intermedia victimizada por aquella época de marras encontrada a la vuelta de la Universidad. Es el estado de la Biblioteca Francesa al día de hoy. El autor los convoca a todos –siempre lo hace- a lo Escuela de Atenas, pero de la única manera seria que queda: haciendo el ridículo.

La sociogastada, en tanto ejercicio “autobiográfico” tiene una mesura que desconoce el tilingaje neoperonoide de los blogueros ex editorial independiente. Se concibe como expiación clasemedista. En eso es más borgeano que airano –Aira tiene algo de nenito maudit de chalet de provincia todavía-, del Borges que argumentaba una pertenencia orgullosa a la “clase media” con un criterio algo dudoso en su voluntad de inclusión (ni judío y menos italiano: un euroexilado de linaje colonial). Tabarovsky es una reserva de humor judío dentro del hilarante gran circo peronista que domina el mercadito de la literatura Filosofía y Letras (el mainstream seudo under teenagers after thirty) (parece que las alternativas son ser de Letras o de Sociología), como una especie de intentona de restitución de las potencias de Guinzburg en un campo dominado por Capusottos.

Finalmente lo asiste el pudor a Tabarovsky, es cierto. No va a escribir la gran novela mala, inoperante, antipúblico, antitodo. Inventó una formita –acaso como modulación regional de otra Gran Forma-, su nichito, y con la fórmula en manos (al menos hasta esta novela que habíamos decidido no leer hasta encontrarla saldada en Carrefour) va por la infinidad de sus matices. Pero la novela tiene su propio sistema inmunológico y todo está aclarado dentro: procura defenderse por sí misma creando sus propios anticuerpos al interior del mismo texto. El histeriquismo sociológico tiene dos corrientes molares. Como bien dijo: para los argentinos todo es peronismo como para los franceses todo es deconstrucción (es un autor francés). La novela trae de regalo una diatriba a la “poesía de los 90”, una entelequia expansiva de insufribles e inagotables consecuencias. Vale el descargo de que el sistema-Tabarovsky es un reverbero actual de lo top de “la universidad de los 90” como sistema de lectura y serialización de textos, una especie de… de antimenemismo de la deconstrucción.


(Es a favor.)


Interesante intervención sobre los “nenes de papá” en el negocito cultural argentino: en los 90 se dedicaron a la poesía barriobajera (como dirían los traductores españoles). A cuento para cerrar con esta cita:






Guía de subrayados modelo para el alumno:

reconocimiento y consultoría, p. 32- dolor sentimental versus dolor del cuerpo: deprimirse: lujo de la clase media, p.36- la consultoría desafiando la fortaleza del yo: el consultor que se oculta detrás de su obra, p.41 –el despotismo de la víctima: abuelos judíos sobrevivientes del holocausto, exiliados argentinos en mansiones mexicanas, p.42/3 –consultor olvidado de hoy = consultor mítico de mañana: el consultor estratega joven edifica la figura del consultor precursor marginal: su genio se infiere de su capacidad única de reconocer el genio del consultor fracasado-olvidado, p. 43/4 –descripción de la trayectoria de los nenes de papá en las últimas tres décadas de la cultura argentina: 80s: estrellas del under, 90s: poetas, 2000: dueños de pequeños negocios de ropa y diseño en Palermo Viejo, p.50/2- “si no sos paranoico te va mal”, p. 54- cuerpo y límites: el exceso indolente (crítica del reviente-representación), p.73- el hombre invisible como “nuevo pobre”,p.74-narcisismo, negación: amortización del fracaso, virtuosismo de la defección, p.77- literatura y enfermedad: lenguas de lo intransable, p.87- el cactus: grado cero del consenso/diálogo/argumentación, p.88- la teoría como praxis autista, p.90/1-activismo solipsista: el surgimiento del self made man, p.96 –mitología personal y agotamiento, p.100 –multiplicismo de la mismidad, monotonía de la novedad: repetición como desafío del original, p. 104- la medicina es un intervencionismo a dos puntas, p.105- la revolución de la banalidad, p.106- banalidad: principium individuationis, p.110- tener obra social, limite inferior de la mittelklasse, p.114- estupidez-don, literatura-enfermedad, p.122- cuatro páginas en blanco (s/n)




-Nuestro ídolo - la gran esperanza blanca contracucurtiana-



7/4/11

¿Es muy grande el agujero, Huberto?



La filosofía tampoco se debe tomar en serio, se debe ejercer sin aplauso. En lo primero los nerds están de acuerdo conmigo: simplemente son solemnes, no la toman en serio. En lo segundo aplauden, no ejercen. Estudié filosofía porque no había una Licenciatura en Dadaísmo si no por supuesto no la habría estudiado (ni a la de Filosofía ni a la de Dadaísmo, obvio). Para un kosmopolites, para un ciudadano del mundo, categoría de personaje conceptual y tipo social inaugurado –inventado bah- por Diógenes si no por Antístenes, residir en su patria, quedarse, es el exilio, el verdadero exilio: el exilio innato. Ser siempre el otro de los suyos. Desde la Teoría de la Caverna –no le llamemos mito o alegoría- el grueso de la filosofía mundial –y probablemente desde la modernidad buena parte de la literatura- se organizó en una idea exagerada que no es exactamente la misma: el héroe filosófico o literario, el personaje del mito o bien el narrador de la fábula, es un exilado a perpetuidad, un extranjero en el mundo: los existencialistas fueron los últimos en respirar en el vacío. Luego siguió la sofisticación ya insufrible del posestructuralismo anarco-académico, desbarató con su asalto interdisciplinario al calor de sus anormales y hombres infames. Si el Mundo de las Ideas es el útero-consuelo del momento efímero en que el filósofo es filósofo, estado de gracia o beatitud pasajero, o es el hogar dulce hogar posmortem hacia el que camina juntando miguitas, es según el caso. El Reino de la Libertad que viene después de la Revolución es del ramo. También hay platonismos coartados en su fin, formas del nihilismo contemporáneo que se prometen poco y nada. Los Artaud o los Pizarnik que cantaban mi reino no es de este mundo juegan en ese club. El cínico, en cambio, era más optimista: pedía faltar del pueblo, que lo echen de su patria. Ubicado como meteco, se reencontraba en su ser: ser foráneo. Diógenes en los caños de Atenas era un tipo realizado. Un Diógenes en Sínope, vitalicio, hubiera inaugurado la era moderna. El individuo de hecho –el idiota- es el exiliado en casa, el extranjero de su barrio. Borges revistió esto con su glamour de palermitano-rata (de biblioteca) (cuando todavía no había en ciernes ningún auge del “ethos palermitano de estetización de lo plebeyo”): era la Teoría del Europeo Nacido en el Exilio. Un cosmopolitismo de felicitación a Videla, que había perdido todo lastre lumpen; volvió al útero: celeste placenta: la Cultura Universal. (Las mayúsculas para evocación del calificativo de David Viñas: “Ángel de la Cultura”).


6/4/11



Llach vos siempre lo mismo: el Evangelio según Méndez: mejor un pibe rico con hambre que un pibe pobre con tristeza ¿no?

3/4/11

VIVID, DAÑAS

(27-11)


Yo tenía un profesor –pongamos el Profesor Pirulo- que nos convidaba cocaína (pongamos primero) y después nos la vendía (sería el segundo paso). Como se ve era un buen profesor. Tenía otros gestos buenos incluso. Organizaba happenigs y vernisagges en su casa de cuando en cuando. Parece ser que derivaban en orgías pero yo trataba de irme siempre antes, porque era todo ida y vuelta (cooperativismo). Este profesor también pintaba y tenía en su casa un cuadro enorme con el busto de David Viñas, que era un autor que uno por entonces leía con cierta gracia y estupor (hoy ni a lo recién horneado puedo leerlo así). Con el profesor tomábamos clases en un curso libre de filosofía en la literatura argentina o algo así y nos contaba de vez en cuando anécdotas del tiempo homérico en que Viñas daba clases en Rosario: exabruptos metodológicos-cognoscitivos, eyaculaciones pedagógicas, cosas por el estilo. Uno encontraba en David Viñas una forma de trompada directa a la pubertad de la lectura: los Borges, los Sabato, los Cortázar. Sus novelas no pasaban el nivel del realismo patinado de amarillo, pero Literatura Argentina y Realidad Política era libro cabecera en tiempos de acefalía, libro almohada en la vida insomne. Nada que ver con la cara de viejito tierno y funcionario afable de Jitrik ni con el mariconaje rococó de Nicolás Rosa. Viñas permitía leerse como continuación del gimnasio. Como traspolación de los puñetazos de sábado a la noche al patio de Humanidades. Todo se trataba en Viñas de poner el cuerpo y dar la cara, acusar a Borges de ángel cultural a Macedonio de querer pasar desapercibido a Cortázar de cobarde refugiado en París a Girondo de adolescente de por vida, a Sabato de todo lo posible. Le perdonaba la vida a Arlt con reservas (y eso que él y sus camaradas se agarraron del escritor austro-húngaro toda su vida) y era curiosamente condescendiente con Marechal al que casi no trataba. Daba toda la sensación de que este hombre tenía una fascinación con la llamada Generación del 80, con aquellos señores, aquellos grandes hombres, espadachines, de a caballo, estatuarios, milicos, gentlemen, a los que sin embargo denunciaba metodológico-visceralmente. Poner o sacar el “cuerpo”, ser o no ser “cojido”, en eso se dirimía la literatura nacional, la “metáfora de la violación”. Que era uno de los mutantes dispares que dejó el intento de ser Sartre en la Argentina no dice nada. Alguna vez Horacio González escribió que Viñas era un duelista; cierto. Es cierto. Apenas pasaba de ser un dialéctico del duelismo en su entonación de mandamás desarmado o en algún cross en la mandíbula a poetas (Murena creo un ejemplo). No diré que era un Napoleón en Santa Elena pero era un caudillo encarcelado en una celda lindera con la Biblioteca de Babel. ¿Nunca llegó a afirmar Viñas que la institución del duelo debería ser reestablecida? Bueno, lo afirmo yo pensando en el éxodo de twitteros que podría ocasionar. Una vez en Canal 3 (pleno “menemato”) tuvieron un lapsus y lo pusieron en una mesa frente al desgraciado periodista Raúl Hernán Salas al que humilló de pe a pa (fue una alegría). Ya en la clandestinidad, no sé por qué descuido caí un día al Centro Cultural Bernardino Rivadavia, era una disertación que daba sobre David una desquiciada fanática estalinista (estalinista de él mismo probablemente) de nombre Crose o algo así. En medio del terror (buco-vaginal buco-dental de aula, una categoría de terror de uso portátil-descartable) esta mujer preguntaba algo así:

-¿Qué era Viñas? (¿ya lo daba por muerto?) ¿Ustedes creían que era marxista?...


No me acuerdo como terminó todo, pero todo terminó. La muerte no es triste. El género de las necrológicas sí. A punta de pistola lo encaré.


1/4/11

¿Es muy grande el agujero, Huberto?


“El que alcanza a ser filósofo ¡desaparece!”. Basta solamente esa frase para hacer ingresar a Omar Viñole al paraíso inubicable de la filosofía argentina invisible. Aquella que inventó sus propios términos y sus propias condiciones, una filosofía que eludió –omitió- todos los obstáculos (¡que el pudor no nos permita añadir “epistemológicos”!) que ya vienen prearmados en el circuito de la mercancía filosófica de importación, el patrón oro universal asignado a lo intransable, a lo invaluable. Porque esa filosofía creó sus propios obstáculos, impuso sus propias condiciones y estableció un pacto unilateral de ilegibilidad e irreconocimiento con el sistema estatal-académico en cuanto sistema del monopolio de la autoridad específica de lo no específico, que se arroga a sí mismo el fideicomiso de la actividad de producción ontológica y las facultades de control clasificación y legitimación. La filosofía argentina invisible fue al contrario una actividad paraestatal clandestina en sí misma organizada desde su propia anomia, una institución cultural autogenerada cuyo campo de acción cuyo marco referencial cuyo plexo de conceptualidad se concatenan en el horizonte de la desaparición, el acaecimiento, el invisibilismo, la inexistencia. La filosofía invisible argentina operó pro accidente por accidente. Toda vez que puede ser construida desde el porvenir actuante, actual, es concebible como una institución de registro imaginario no jurídico-legal en la medida en que su desplegarse histórico se corresponde con la comprensibilidad de lo acontecimental. Al redescubrirla en su acto su texto y su gesto puede estimarse su trazado hipotético. La historia de la filosofía es la historia de aquellos hombres que incineraron el lenguaje filosófico y lo reinventaron, pero que en realidad inventaron otro lenguaje al que asignaron como “filosófico” o bien recibió ese lenguaje aquel mote a posteriori. También es la historia de los copistas fallidos, amanuenses metonímicos, traductores, estafadores vendedores de buzones y adulteradores, conectores que hicieron la patria chica en los cuales no queda la gracia y debe perderse la nombradía. La filosofía argentina de creación pura se pierde en los baldíos sin mensura, en el afuera del mapa imposible de ser trazado no tanto en un país sin filosofía sino en un no-país con. La Argentina no existe aunque existe como anomalía. Su anomalía filosófica la rubrica como tal aunque la filosofía exista en la Argentina como “normalidad filosófica”. Ajenos al criticismo-chamullo seudo-antimetafísico de gente como Jacques Derrida autores como Deleuze-Guattari han trabajado este campo-ficción de la “geofilosofía”, una puerta de servicio para el arte de formular conceptos que lo conduce a facturar catálogos cuando ya ha agotado su stock en la temática radical del sexo de los ángeles. En este orden de prioridades, para un país que no existe, un inexistencialismo filosófico. El día que merezcamos el anarquismo mereceremos también la disolución de la geofilosofía, a lo que simplemente quisiera agregar que un día la no-filosofía será hecha por todos. En el curso caro de la semana entrante se tratarán estos temas: El hombre invisible como ideal. Invisibilizarse para no ser pensando. Ser invisible para pensar. Ni cogito ni sum: impensamiento y nopodermiento. El filósofo como noúmeno. Fuga y misterio. La voz del mudo: lo póstumo como gardelismo textual. Gombrowicz: la huída agresiva. Aira: la huida hacia delante (y sus aplicaciones en la pelea callejera que acompañarán la legitimación de los valores de verdad en los enunciados del filósofo pampeano actual). El nominalismo rioplatense como picaresca de biblioteca. Georgie y la metafísica como extravío local. Viñole: el que alcanza a ser filósofo ¡desaparece! Los flatus vocis del yoísmo al pedo. Borges-Marechal-Macedonio: anarquismo conservador, anarco-fascismo, anarquismo cósmico. El hombre invisible era negro: Cucurto. Examen de la distancia entre un travesti y el superhombre. La desaparición como escándalo: coronación de la nofilosofía latinoamericana en quien suscribe (no suscribe, bah).



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...