(“‘Patafísica: Epítomes, recetas, instrumentos y lecciones de aparato”. Caja Negra Editora. 2009)

El gran tema de este
rejunte de documentos en torno a la ‘patafísica –por lo que se ve– es el de un
alegato a la defensiva contra el humor, lo cómico o la risa. Imputados de
humoristas o bromistas, los promotores de este gay saber de la inutilidad, los
apóstoles del jarrianismo de mediados
del s. XX, se atrincheran en su socratismo textualista, desesperados como un
Orteguita del sentido por eludir la marca; pero imperturbables en su histerismo. No literatura, no arte, no
filosofía, no metafísica, no epistemología positivista llevada a su punto
culminante de coherencia, no chistología. No. Y no no.
En el lunfardo tampoco fiable de la
tradición filosófica mundial, la ‘patafísica, natura naturans y natura
naturata, vendría a ser dos cosas, una prote
philosophia y to ápeiron, el
último de los discursos, el universo entero y lo real mismo. ¿Son los
patafísicos metafísicos inconscientes, como el Burrito de San Vicente?
Efectivamente, todo lo contrario.
Mucho peor: ¿se trata de un lacanismo-sin-Lacan,
cósmico y meta-cósmico y con un número mucho más restringido de suicidados?
(menor que el de dadaístas y surrealistas, incluso) ¿Son los escolásticos
patafísicos los Jacques-Alain Miller de Jarry? De hecho, todo puede devenir su contrario, e incluso
–hay que sobreañadir–, otra cosa. ¿En este combo de metafísica y positivismo,
que es el mundo de manera inexorable, es la ‘patafísica la coherencia que
faltaba? Tampoco la ‘patafísica se priva de la gran división heraclitiana: se
es patafísico consciente o se es patafísico inconsciente. Ni tampoco de una
aspiración que podría llamarse jegueliano-froidiana: la de hacer consciente lo
inconsciente. Incluso, los patafísicos se proponen imperturbables, así como los
filósofos se inmolaban en la ataraxia,
la apatheia o la sophrosyne, por citar tres. ¿Y si –patafísicamente incluso– fuera
preferible ser un patafísico inconsciente? ¿Y más inútil aun no sería ser un
patafísico perturbado?
Sería interesante (¿) una sociología de la recepción (?) de la ‘patafísica en los marcos de la Gran Llanura de los Chistes. Como todo lo que cae en trayectoria directa de la grandeza de la Francia a este punto inaprensible del mapa histórico occidental, la ‘patafísica, una manufactura más de la semimonopólica industria de símbolos francesa, trasplantada, traducida, de forma literal, se enrarece. Pero para los patafísicos todo eso compone la amorfa masa persistente de lo inconsciente ‘patafísico, aquello que aspira a superar sus encrucijadas con solucionabilidades extraimaginarias: la ‘patafísica alienada, lo ideológico de la ‘patafísica. No repara en geopolítica la ‘patafísica: simplemente todo es Polonia, porque Polonia es Cualquier Parte y especialmente aquel país en el que se está. Como último fortín de frontera de la mitología blanca y como siendo al lumpenismo cultural europeo lo que la metafísica a la burguesía. Nosotros, patafísicos perturbados, peronistas del sinsentido, entre la ‘patafísica compulsiva y la metafísica pulsional: resistimos. Give war a chance!: habilitemos a un patafísico perturbado. Ojo: perturbado en su indiferencia (no sea que nos quieran los gramscianos). Además: ¿y si fuese mejor ser un patafísico inconsciente? (¿es esto el método-Zizek?: “¿y si todo fuera al revés?”).