12/8/07

Savonarola Come Güevitos Kinder


(Slavoj Zizek. “EL Títere y el Enano. El núcleo perverso del cristianismo”. Paidós. Bs.As. 1º EDIC. 2005.)



No tengo religión, tengo ansiedad”.

Calamaro






En ciertos amplios sectores de la cultura argentina se da por entendido que el lacanismo es un sistema de guiños para denotar al menos una mínima cuota de sabiduría indispensable para moverse por ciertos circuitos reputados. Como una clave más o menos secreta para pasar a algún lado no apto para todo público. El lacanismo, también, es una sabiduría de bolsillo. Es un mecanismo, un mecano, de pequeñas operaciones dialógicas, socratosas, pero probablemente más emparentadas con cierta viveza local que puede remontar su genealogía a un famoso personaje del Martín Fierro que supo simbolizar el reverso de una sufrida rebeldía matrera, o a, más famosas aún, operaciones orales de un finado presidente de casta asimismo castrense. Cuando uno se ve en apuros la puede hacer mágicamente aparecer como operativo ad hoc de salvataje. Si a eso le agregamos algunos maquillajes, alardes de un conocimiento profundo del asunto, horas cátedra, títulos de temibles universidades conspicuas, presunto plurilingüísmo, bizantinismo hipertécnico posescolástico, zas ¡las minitas sicobolchesóficas caen en tus brazos! ¿Pero quién quiere eso? ¡Las cambio por una modelo! Por una…ah…¡Zizek! ¡Sisex!...

Para mí (en fin Merleau Merleau) este libro de Zizek es la transposición al texto del ideario normal y permanente, y tácito claro, del mundo universitario: el encomio más o menos sutilizado del cristianismo y del perverso, que son lo mismo; los dos haces de lo mismo: “la emocionante aventura de la ortodoxia”, capítulo dos. Encuentro – también – de Lacan con el “Discurso Universitario”, neototalitarismo (¿Light?) muy de esta época. Tiene la atmósfera bipolar que ahogaba a tanta gente cuando vivimos internos en la Anoversidad Falosófica Rozarina allá por la Era Menemista que regía en toda la patria salvo allende el portal heroico-milagrero de la calle Entre Ríos: medio terrorismo para los lacanianos, medio terrorismo para los troscos. De un lado de la puerta (o del espejo): Menem. Del otro: Stalin.

En el patio: hacerse el jipi con carrera pagada por papá hasta los 30.


Nooo, es una broma. Todo es una broma.

Tómenlo con calma.

Conozco a los estúpidos que piensan así. Rosario está lleno. Un día dejan el gimnasio y de salir a correr, dejan el rocanrol, o a Central, y se van a militar un par de años a algún grupúsculo de Humanidades.

Después vuelven…Seguro.

Y pasamos nosotros del gym a Venceremos…

Vos estás atravesado por discursos…nos decía una adusta Priora de la Siberia a la que le resultaba insoportable nuestro peinado con flequillo “mediático”. La saqué en medio de Berlín y le dije: y vos por una de estas, pelotuda. Y a mí qué… Y sí. Todos un día nos vamos con Savonarola Zizek, otro volvemos con Fernando Peña. La filosofía es siempre un modo de organizar eidéticamente un Odio al Mundo, que es un objeto parcial.

Para Zizek, el amor sólo existe entre tortolitos del Santiago Pampillón (v. p. 57)

No me extraña. Son los argumentos de los neocristianos. De los posmomarxistas. Los platónicos bah: cristianos y perversos. Un monopolio de la hipocresía que termina con probabilidad en A.T.C. (ex A.T.C). Entonces sí: fidelidad: aunque sea al Desastre: hagámonos los cínicos, hagámonos los Trasímaco, los Baudelaire, los Charly… ¡Los verdaderos monjes somos nosotros! ¡Siiii! Mejor entonces…

Una imposibilidad de hacer que creemos. O sea, hay que alterar la máxima macedoniana entonces.

¿Combatiendo al capital? No: decostruyendo a la decostrucción[1].

La técnica Zizek es: lacanismo cosmológico, chistes eslavos, carnet marxista de fondo, cine y simpatismo tipo Laercio sazonando el embrollo, y reversión automática del mundo bajo el signo del ¿Y si?: ¿Y si los posmos fueran los verdaderos creyentes? ¿Y si los cristianos fueran los ateos? ¿Y si A no fuera A? ¿Y si todos los sordos no fueran...

Se puede leer como un buen manual lleno de normas de conducta para el buen estudiante de filosofía que, un día, decide definitivamente distanciarse del resto de los mundanos decadentes y mutantes.

Hay que leer a Zizek.

Hay que querer Cambiar al Mundo. Casarse con una camarada o compañera. Hay que analizarse.

Hay que recibirse e ir a congresos. Ligar una beca. Dejarse la barba. Un poco de panza si es posible. Y también hay que ser piolas che. Ver cine, hacer moralejas pedagógicas con películas, comer huevos Kinder.

Los borgelacanos de parabienes: mezcla de Chesterton con Jacques.








[1] Entre los temas de Zizek, por supuesto, está el que se publica como desvelo primordial, ejemplar, de toda filosofía comunicada en estado público: la perplejidad ante el asequible hecho de que el mayor filósofo del siglo haya sido un reverendo hijo de puta. Quisiera traducir al idioma de nuestra vida permanente el quid de esa cuestión.



¿Es posible afirmar, de manera no obscena, que el holocausto no es nada en comparación con la catástrofe del olvido del ser?” (212)












-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...