Sacar al artista del lugar de boludo viene bien que traiga aparejada la circunstancia de ser menos un hombre que una dilatada y
compleja literatura. Todo sea mientras no llegue un tipo predispuesto a
meterse por la ventana de tu casa enfundado en la premisa de “¿Cómo será una
persona que escribe así?”, listo para escribirte por su propio encargo los 10
tomos de tu “autobiografía”. Uno puede arrancar a escribir desde cualquier
parte, y terminar en cualquier parte. Por lo menos hay que intentarlo. Que sea
un postulado. Un ejemplo a mano de la imbecilidad del público: cerrás después
de cinco años una tesina sobre medio parágrafo de la Crítica de
