21/2/09

Ni Poloseki Ni Gelblung: Yo Es Otro





Mi amigo el licenciado Viana en un e-mail me emparentó provisionalmente con dos personajes mediáticos seguramente dispares: el extinto periodista contracultural Polosecki, y el vigente periodista chismógrafo Gelblung. Modestia aparte, tengo que admitir que mi erudición mediática de toda suerte no es tan abultada como podría pensar algún enemigo íntimo, que yo siempre tengo de todos los gustos, para mi bien. Polosecki sé que pertenece al parnaso mediático-contramediático de algunos amigos míos (mediáticos-contramediáticos también), con los que compartimos muchas cosas pero pocos gustos. Quienes me leen, o sea nadie, ya saben cuáles son los gustos que tengo y finjo tener. A Gelblung lo conozco un poco más, de vez en cuando caigo en la red visceral de su programa en uno de los canales del principio – de esos que se ven mal -. Gelblung parece ser un hijo pródigo de una prosapia del periodismo populista-de-derecha de la televisión nacional en la que uno ubicaría a Neustadt y a Sofovich, o en versión más burdo-plebeya, más estilo fachotaxista, al salame ese llamado… no me acuerdo… ah: Etchecopar. La diferencia es que este Etchecopar es un brillante taxista, un sutil garcavendedor ambulante, un sesudo carnicero de suburbio. Gelblung – me temo – debe de ser inteligente de verdad. Inteligente: o sea de temer. Un etchecoparismo intelectual. Gelblung debe de ser uno de esos cerebros estético-maquiavélicos escondidos detrás de los bastidores de los monopolios tipo Gente o América T.V. ¿Quién no querría pispear en la filosofía de un Gelblung un rato?

En el campo mediático apenas soy un dilentante con relativa información y una pasión desvaída usurpada por la desgana diaria; años de universidad, bibliotecas y falta de televisor me convierten en un amateur con no mayores aspiraciones en dicho campo que las de ser un suplente de la D. Veo televisión porque las clases de la U.N.R. son algo peor, fácilmente sustituibles por fotocopias del material curricular o por la biblioteca babélica llamada Internet. Veo televisión porque es preferible a duplicar las horas de convivencia en acto con gente que al final son lo mismo que lo que se ve en televisión, en general con menos gracia, y para peor interactivas. Por lo menos como televidente se puede ser solamente un voyeur en la gran commedia dell’ arte, un espectador del gran teatro del mundo. Veo televisión para prepararme para salir a la calle, ya que todavía no vivo interno en el Suipacha ni ya puedo aspirar – por suerte –a vivir en un campus francés. Veo televisión para ver quiénes son esos que llaman “la gente”. Después me escapo a Canal (á), a History Channel, a Nacional Geographic, a Volver, Encuentro o Canal 7 (me dijeron que no se llama más A.T.C), y así. También apago o reveo Los Simpson o sueño con una maratón de 24 horas de Cha Cha Cha Gasalla o Capussotto. Y con no volver nunca más a la televisión, con tomar el poder o el Amor, con retomar mi carrera trunca de rock star, o seguir bibliotecología, o andar dando golpes con el 38, o la trivialidad de reintentar alguna de las formas occi-new age del budismo, ese rivotrilismo sin Rivo. Cachar el bufoso o piantar al Bolsón. O.



O ser otro.



















-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...