15/12/08

Mafias Menores


[Vitoldo, fuente de permanente inspiración en el pertinaz ejercicio de la diatriba contra los poetas]


La poesía es una mafia. La sociedad es el conjunto total que contiene innumerables conjuntos: conjuntos mafiosos: no sólo la policía, los partidos políticos, la prensa, los monopolios, las hinchadas de fútbol. Hay mafias menores. Léase bien: no digo lo que Borges: magias menores. Digo mafias menores, como la de los “poetas”. Dentro de un mercado en disputa, mercado como campo de acción y de batalla, hay distintas sectas. Mafias menores mayores, mafias menores menores. Entablan códigos. Códigos explícitos, y códigos implícitos. Entre los explícitos, se pueden encontrar los antiguos manifiestos grupales, las individuales artes poéticas. Manifiestos ya no hay. Hay consignas encubiertas o al descubierto, pactos murmurados de café, y extendidos por efecto teléfono, o los enunciados vía grafemas. Artículos, sinuosas líneas editoriales. Amistades se les llama; gremiales. Favores, deudas. En el campo de la “narrativa” como llaman periodistas editores y profesoras, las líneas y las reglas suelen estar más al claro. Es más fácil quizá responder a la demanda de base. En ese caso estar a la altura de la media no es tan complicado. Alterarla superarla romperla deformarla sí. Y ahí comienza el problema obvio: quién y cómo legitima la novedad, la superación, quién reconoce aquello que rompe lo dado de modo tal que lo hace en regla, de algún modo a pedido: por encargo.
No hay leyes intrínsecas en todo esto. Las reglas son de etiqueta. Se trata de sociales y sociabilidad: se trata de una trama vincular mafiosa. Se trata de romper la regla como regla, de introducir – paradoja fundante – lo nuevo reconocible. Lo a excluir es aquello que rompe la regla aparentemente afuera de la norma de romper la regla. Aunque rompe la regla rompe la regla de romper la regla; un eslabón sin cadena. Todo este asunto en el mercado de la poesía es mucho más crudo y evidente: convertirse en un poeta aceptado por las mafias hegemónicas es pasar el examen médico del club. Ello ocurre lo menos textualmente posible, lo más socialmente posible. Cómo reconocer a un poeta. Por el carnet. A veces caen meteoritos. A veces ocurre la excepción, alguien entra como por azar; pero eso no está en manos de nadie.






-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...