8/7/07

Darwin y el Evolucionismo Sexual Infantil en Barrio Tablada



Hoy leo una Historia del Barrio la Tablada. Descubro lo que nunca tuve bien en claro, un rumor, algo que me acuerdo me dijo una vez en aquel entonces Juan Carlos, mi amigo de la primaria; que por calle Ayacucho había pasado San Martín. Por calle Ayacucho conocí a Juan Carlos. De la mano oeste, del lado de la Vigil, había una especie de triángulo tipo equilátero de cemento; cada lado era una plancha de cemento, y no se me ocurre en absoluto qué función podía cumplir ese monumento plebeyo y absurdo y charrúa a la geometría universal. No recuerdo la circunstancia pero cada uno de nosotros subía por uno de los planos inclinados del bodoque de hormigón a los efectos nobles de agarrarnos a trompadas en la cúspide. En la inminencia del suceso la madre de Juan Carlos – que vivía justo enfrente - le pega el grito y él opta por retirarse de la lid salvándose – hay que confesarlo – de la feroz paliza. A los meses entré en la escuela Vigil, en tercer grado, en el curso donde estaba Juan Carlos, que me tomó del brazo y me sentó en el banco con él. Y a partir de ese día fue mi mejor amigo durante toda la escuela.

Vivíamos en la misma manzana, él por Ayacucho y yo por Virasoro. Doscientos años antes de que yo naciera, se estableció en esa precisa manzana La Posta del Rosario de los Arroyos en el trayecto de Buenos Aires a Santa Fe mediando entre la Posta de Arroyo Seco y la del Espinillo. Este suelo que ahora piso no era más que Pampa, no Rosario. Rosario quedaba donde todavía sigue quedando, en el Microcentro, al lado de la Muni, que no existían, sólo había un caserío y una pre-sede de Ñuls. La posta, parece, desapareció a partir de 1833, el año de las Malvinas, el año en que las Malvinas fueron tomadas por los ingleses. El año en que yo me peleé con Juan Carlos fue el de la Guerra. Desde el mismo banco doble blanco y con pupitre entregamos los dos nuestras latas de paté de foie probablemente Swift arengados por Pinky y Fontana supuestamente enviadas a unos pibes que tenían justo 10 años más que nosotros, 18.
Efectivamente por esa posta pasaron San Martín, Belgrano, y Charles Darwin. Lo que yo sostenía con fervor incólume en aquella época, contra la idea de Juan Carlos, era, precisamente, el darwinismo, en todo caso versión 8 años. “El hombre desciende del mono” escuchaba Juan Carlos con pavor. Parece que la educación peronista de Juan Carlos no incluía esta máxima contemplada por mi educación en base al laicismo socialista de mi padre… Hice intervenir a la señorita Beatriz, ante el descrédito casi unánime de la clase (salvedad tú, compañero cientificista de entonces Guillermo O`Toole), que tuvo que aceptarlo pero con evidente malestar y resignación. Fue en la escuela Vigil (intervenida por el gobierno militar unos pocos años antes) el último año del “Proceso”. No “creía en Dios” por entonces (era como Santaolalla, el terror de la abuela); creía acaso en la bondad carismática de Robert Powell, alias Jesús de Nazaret según Franco Zeffirelli, cuya epifanía patenciaba yo en Pascuas o Navidad cada año por Canal 3 0 5, y que me impresionaba más que la foto del jipi con toga que tenía mi abuela sobre su santo lecho.

Yo también fui positivista. Nunca fui inteligente pero a los 8 años, si bien me cautivaba Jesús Powell, no creía en Dios sino en el Mono. Aquella mañana en el aula de ese modesto Edén Kinder, la Vigil, hice mi primera intervención pública en mi rol de Teórico Infantil, todavía en ejercicio. Eran las oscuras épocas del Proceso y del Proceso Ontogenético (Nota de Otro: guiño a los sicobolches…). Quizá fuera mérito del laicismo pequeñoburgués de mi padre más los aportes de Cosmos de Carl Sagan y la National Geographic que traía mi señor padre junto con la Humor. O quizá fue no más el espíritu tabladense de Carlín Darwin, ese inglés piadoso y crédulo, también invasivo. Mi propia debilidad por la esquizofrenia o Macedonio o Nietzsche me enseñaron apenas poco más tarde a no tener necesidad o posibilidad de creer ni en ateos ni evolucionistas, sino es probable que hoy estuviera haciendo méritos para un cargo en la secretaría de cultura del partido de Binner.


Quizabobo

República de la Sexta

Fuentes:

Historia del Barrio Tablada y la Biblioteca C. C. Vigil. Jorge Malla.
Historia del Universo. Isaac Asimov.
Historia Argentina. José Luis Romero.
Vida y Milagros de Estévez Boero. J. J. Giani.
Conversaciones con Lalo Cura. Luciano García.



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...