
Cuando los textos de X³
se hacen presentes, esperando la feliz indiferencia, a veces, al contrario,
entre los rictus de risa o pánico inmediatamente advienen el rechazo, el
malestar, la indignación, la mofa, la exasperación, y así y así. Surgen
preguntas. No tanto ¿quién podría haber escrito esto? Sino ¿quién lo publica?
¿Por qué? ¿Qué es? ¿Qué pretenden estos enfermos mentales? ¿Se trata de un loco
guiando a un loco? ¿Un bromista guiando a un loco? ¿Un loco a un bromista? ¿Es
uno? ¿Son muchos? ¿Es un experimento editorial-literario? ¿Una broma de mal
gusto? ¿Un documento de un caso de paranoia social aguda?... Siendo así se entiende que esto ocurra. ¿No
es esa incertidumbre –pregunta un optimista que pasa– la que se ha propuesto despertar cierta rama del arte
de vanguardia, por ejemplo? Si uno piensa en los anxious objets de Rosenberg, podría encontrarle un sentido afín a
este objeto textual, a esta operación editorial. ¿Podría tratarse de un intento
de comulgación literaria –escritural, al menos– del art brut
con el shock art? Podríamos
remitirnos a unos dos mil y pico de años atrás y reparar en Sócrates, ya que
estamos ante una pieza con connotaciones teoréticas. A Sócrates le llamaban átopos, sin lugar. El sin lugar,
extraño, absurdo. Un sujeto-instancia anómico, inefable, que sólo llevaba a
deparar anonadamiento. Efectivamente ¡es tan difícil no gustarle a nadie!...
que no parece haber manera y hay que apelar a cualquier recurso con tal de ser
excomulgado incluso por los autoproclamados “cualquieristas”, esa troupe bastante uniforme y ortodoxa en
su terquedad colectiva, que no parece estar dispuesta a admitir la menor
disidencia ni en clave de broma. Pero todo esto es demasiado, acá no hay nada
que justificar. Es como un “faul”, un foul,
un simple “ful” y por el gusto de hacerlo. Ni siquiera es en broma. Nada.
Pedimos indiferencia, la indiferencia que se debe tener ante un simple hecho. Hay que tener un proyecto
irresponsable.
***
La izquierda es una parte de la derecha.
¿Deja algún otro saldo que ése la sabiduría de El Antilíder? Una sabiduría inútil, espantosa. Pero no la del
espanto borgeano: ¡la del verdadero espanto separatista! La del que –como pedía
Zaratustra– se
va a
***
En El Antilíder, tercera obra de X³,
escrita con enorme justeza y mal agüero en los últimos meses de 2010, el
eventual panfletarismo paranoico-fascista –sea literal o literariedad–
parece periodizarse, politizarse, se pliega a la manida “politización” ambiente
que domina nuestros días, a su modo, siempre al calor de la lengua del enemigo,
en cierta forma uniéndose, no pudiendo contra ellos. Al contrario, el lema
esquizoide-nacional es siempre “al enemigo todo”; por eso El Antilíder no es una oda contra el verticalismo, ni se queda en
la denuncia de la fabulación colectiva y la mistificación propia del peronismo,
ora de izquierda o derecha. Sólo se propone seguir despoblando el desierto, y
por eso, por la negativa, que es el modo más sutilmente eficaz, se termina
coronando como un canto de alabanza de lo que a primera vista denuncia, el más
grande documento proselitista a favor del “Líder”, ofreciéndose como íntegro
martirologio del despropósito pleno en el exacto instante histórico en el que
prosperaban a granel las necrológicas. TN puede desaparecer. El Antilíder quiere.