10/3/11

El yiro autobiográfico

(“El yiro autobiográfico”. Cai Olagán Ruci. Ed. Del Trinche. Rosario. 750 p.)



Jorge Corbani es un muchacho algo desquiciado aunque experto en socializarse (o en hacer el intento). Aquejado como casi todo el mundo en este mundo por un cierto bovarismo que “en su corazón crece incansablemente por siempre como una pitón…” decide ofrecer su vida a su propia mitomanía. Lo asume a los 12 años: “viviré mi vida para contarla. Y será en una novela”. Jorge Corbani decide emprender entonces una “vida de novela” en un mundo anacrónico, o mejor dicho: es un anacrónico en un mundo flagrante. Demasiado real y que lo deja rezagado como a un Aquiles zenoniano. Jorge Corbani no tiene ningún talento específico, es el hijo de un empleado insignificante de cultura a duras penas media y de una costurera retirada por invalidez. Es un joven aplicado pero chato, educado por padres anticuados y burlado por sus amigos de la escuela por la excesiva atención que su madre pone en él (al que viste hasta los 18 años como a un niño), por su propia ridiculez, y por la doble ridiculez que suma la disparatada idea que él mismo tiene de sí. Contra toda adversidad Jorge Corbani buscará la aventura en un mundo donde parece estar agotado todo el stock, para colmo en una ciudad medio pelo que como dice uno de los personajes “vive a imagen y semejanza de Buenos Aires, con la salvedad que da la escala 1:10” donde “la gente vive como en la Capital como si no pasara nada, porque de hecho: ¡no pasa nada!”. Jorge Corbani vive en La Capital de la Nada –así se llama su ciudad natal en la novela- craneando las 24 horas cómo conquistar el mundo sin jamás llegar a conquistar a nadie ni a nada ni en esa misma Nada capital. “¿No hubiese sido mejor escribir primero la novela y luego vivirla –se pregunta melancólicamente?” “¿No debí haber optado por la imaginación, por la invención? Escribir algo decente y vivir la vida que pueda vivir”… Pero Jorge Corbani desconoce aquello que asentó Oscar Wilde que decía que la verdad es un invento de los hombres que no tienen imaginación y además no existe. No tiene, en efecto, imaginación pero tampoco la menor capacidad para discernir qué es verdadero y qué no en caso de que una verdad exista. La imagen que se ha hecho de sí es su verdadera obra de arte inventiva, una comedia bípeda que lo ha convertido de antemano en un autor cómico inédito. O peor: ágrafo. Un performer de su desgracia. Entre contar y vivir o vivir y contar Jorge Corbani avanza. Como cangrejo. Vive lo que no cuenta, cuenta lo que no vive. Su novela y su vida se atascan por efecto mutuo, pero Jorge Corbani no se da cuenta. No ha escrito más que veinte páginas (por otra parte horrendas) pero lleva borradas centenas. Se presenta al mundo como escritor y aventurero, pensador hedonista, filósofo dandy, diletante y erudito, como un bon vivant que intenta hacer de cada pálido levante de fin de semana de chicas desesperadas por un hombre con auto un capítulo de 70 páginas en tamaño 8 de fuente. Un terrible accidente automovilístico en la infancia le desfigura su cara y a base de repetidos juicios a sus victimarios logra amasar una modesta fortuna con la que pretende cimentar su nombradía de Odiseo a la Casanova. Avanzada la tecnología lo suficiente, el último de sus cirujanos, al que visita a riesgo de todo su capital en un sanatorio exclusivo de Los Ángeles logra injertarle un símil de la cara de Guillermo Andino en sus años mozos –una técnica novísima que comienza a experimentarse en él- y aprovechando la volada, trueca su pene estándar por una réplica del miembro del porno star español Nacho Vidal. Jorge Corbani recibe una iluminación definitiva y vuelve a la Capital de la Nada reconvertido en striper y taxi boy “exclusivo de señoritas” (conserva cierto pudor): lo espera una vida admirable, la envidia de los hombres que lo burlaron, el deseo de las mujeres que lo rechazaron, la trama de La Gran Novela Autobiográfica. Pero como contó alguien alguna vez sólo existen en esta viña del señor las autobiografías contadas por otros.





-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...