20/5/09

Ontoantropología en Luca Prodan



El que manda se vuelve esclavo del esclavo.
W.G.

Mejor no hablar de ciertas cosas.
L. Witgenstein

Nitimur in vetitum
: bajo este signo
vencerá un día mi filosofía.
F. Nietzsche

Luca Prodan engañaba a unos tontos colegiales.
Tecno es verdad.








La onto-antropología del italiano nacional Luca Prodan es una de las más poderosas del rock argentino. Prodan postuló una metafísica del Wille – el querer – en la tradición de Arthur Schopenhauer. Éste Schopenhauer reconoció tres móviles – como se dice – en la naturaleza humana o como se llame: el egoísmo la maldad y la compasión. La ontología de la praxis de Prodan es más compleja, reconoce tres tipos de Wille algo menos previsibles, obvios:



1) el deseo de bandera (a lo que corresponde el atributo “planchadita”),

2) el deseo de mamadera (a lo que… “calentita”… o calientita),

3) el deseo de cruzar con la barrera (como deseo de “que me pisen”).




Se podrían traducir como la voluntad de pertenencia a una tribu – la Nación, el Under, MTV, el Pueblo Elegido, el Parnaso de las Stars Rock Pampeanas… -, algo que puede oscilar entre el zoón politikón y el fascista promedio; la perpetua busca de la madre perdida, infancia placenta y paraíso, la media naranja, la esfera de Aristófanes, el retorno a lo inanimado etcétera; y por último algo así como la transgresión, la hybris y también – que no es lo mismo – la pulsión de muerte, la pérdida sicótica del principio de realidad, la temeridad, o al menos su simulacro rocker: el “yo quiero ser un héroe” formulado por Juanse. No hace falta igual buscarle paralelos o traducciones en las nomenclaturas de las teorías prestigiosas del saber mundial extrarroquero. Sólo por las dudas…

Si a esto le adosamos aquella tan famosa repostulación de la ambivalencia, de la ansiedad – el saldo de la baja de Dios según más o menos Calamaro y el mismo Juanse, que establecieron aquella dualidad religión/ansiedad -, de la pasión inútil, del sin objeto de la pulsión, de la Drang froidiana, de que los débiles dominan a los fuertes – sofisticación de la Dialéctica del Amo y el Esclavo de Hegel comparable a los aportes de un Nietzsche - y así: “no sé lo que quiero pero lo quiero ya; si fuera tu esclavo te pedería más”, estamos ya a las puertas de un sistema, de una comprensión del mundo y una episteme. La filosofía metafísica del consulado italiano encuentra por fin su pensador de las cosas finales en Prodan no en Rodolfo Mondolfo o Beppo Levi.

En efecto ¿Qué quiero ya?: ¿A mi bandera? ¿La mamadera? ¿Cruzar con la barrera? Ciertamente: el triángulo anedípico prodaniano no deja lugar a la madurez en la subjetividad; estamos condenados a la libertad patológica. Prodan no es Lacan ni Germán García, no promueve la gloria del Neurótico como modelo y ejemplo, más bien todo lo contrario.

Para trasladar esto del Querer a una filosofía del Ser y hablando del no a la madurez y ya que no sé qué quiero, terminar citando a tío Gombrowicz en una de sus más queridas máximas: tampoco sé quién soy


“pero sufro cuando me deforman”.



“Así, sé al menos lo que no soy”.


“El artista no razona, se libera”.




Hasta acá llego yo. Nunca haré la ontología de Los Piojos.





-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


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Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...