23/5/09

Karl María Von Susvín




Se conoce poco sobre la doctrina del General Susvín y menos sobre su vida y obra, se lo cree un personaje mitológico-sintáctico (Saítta ob. cit. p. 395 passim) de la cultura popular argentina. Al contrario, la táctica fue el fuerte de este militar de origen prusiano que luchó con éxito impar en la Independencia Nacional. Más que un gran estratega, el General Susvín fue un genial táctico, fundador de una especie de corriente oblicua en la historia moderna del arte de la guerra, una especie de anarquismo marcial, de todo vale militar. Conozcamos algo de la historia de este enigmático militar que inspiró a tantos hombres de acción y sobre quién, un reconocido lector suyo, el General Perón, supo consignar: “Susvinistas… susvinistas somos todos”.




Karl von Susvin en sus primeros años en la milicia.


Personalmente comprendí desde muy chico el mensaje susviniano, que tanta simpatía despertaba en nosotros cuando éramos escolares. Lo que yo nunca entendía era aquello de “La enseña que Belgrano nos negó”. Si Belgrano había inventado la bandera nacional ¿por qué nos la había negado? ¿O qué era lo que Belgrano nos negó? ¿Una enseña? O sea ¿una enseñanza? ¿Acaso la de la Doctrina Susviniana? Misterios que rondaban por mi cabeza en aquel entonces y en la de mis compañeros seguramente también.



Estatua anónima en Baviera en la que algunos reconocen a la esquiva figura de este general prusiano-rioplatense.


Karl von Susvin nació en Breslau, Silesia en marzo de 1782 en el seno […]”

No quisiera cometer el lujo de hacer un burdo chiste con esto: el único fragmento biográfico que sobrevive sobre Karl “María” von Susvin no nos permite desde luego inferir que nació de un seno aun cuando la obscenidad –si algo tiene que ver–, la anomalía el revés y el absurdo, lo han acompañado fielmente a lo largo de su historia y gloria postrera.

Susvin habría estudiado conjuntamente con la carrera militar una magistratura en psicología en la universidad de Baviera, en la que se habría graduado con su tesis “Über den Bruch der familiären Bindungen und Tochtergesellschaften” (“Sobre la Rotura de los Vínculos”) de la que sólo se conservan algunos fragmentos y dudosas referencias posteriores en forma de citas.

Susvín concebiría la rotura vincular como “el pico mayor de la libertad humana”, “el parto perpetuo”, “la partera de la historia”, “hybris fundamental de la expansión perpetua de la voluntad de poderío y como instancia individual-social indispensable en todo emprendimiento de conquista”, “paso previo de toda penetración final” (en "Sodomize einen Barbaren" [1]). “La rotura vincular en el soldado y en el enemigo como la instancia inicial y necesaria en vistas a la rotura final de la victoria” (“Hinten und Sorge”, Trad. “Retaguardia y Cuidado”). Susvín distinguiría distintas dimensiones roturales: 1-rotura espistemológica, 2-rotura moral, 3-rotura vincular, así como “rotura del myself y de la integridad sexual en el enemigo y en las propias filas” (en su única novela, “Die Armee Eroberer”, “El Ejército Invicto”), ya como formas de control y formación pedagógica ya como política de desmoralización final del enemigo caído y desahogo y venganza en las propias columnas. Dada su conservación fragmentaria, habida cuenta de lo visceral de su objeto, su doctrina se ha prestado a infinitos malentendidos y sobrentendidos y a interpretaciones de todo tipo. Hoy Susvín sería más que nada considerado como “el gran teórico de la desvinculación general y del derecho a la disposición del cuerpo del enemigo derrotado” (Michel Foucault, “Machiavelli, Von Clausewitz, Susvin”).

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En la guerra vale todo y el general triunfador tiene derecho a disponer del […] adversario”.



“El que pierde con Susvín pierde dos veces” era la frase más escuchada en la Alemania de su época. “Al amigo le doy todo –habría dicho Susvin–...al enemigo ni justicia ni el invicto”.
Las razones por las cuales Karl von Susvin fue condenado al ostracismo son ignoradas, su apología de la falta de límites fue denostada por los humanistas, así como el adagio “al amigo todo” por él acuñado fue víctima de las peores sospechas.
Tampoco nada se sabe sobre su arribo a la Argentina, ni sobre los eventuales servicios prestados a la causa de la Revolución. Moreno Monteagudo y Belgrano se supone que fueron devotos lectores de sus obras. Su nombre ha sido borrado de la historia patria y de la gran historia del pensamiento universal, aunque de alguna forma siempre se filtra, y la gente, involuntaria equívoca siniestra o maquiavélicante, lo invoca a coros.
La influencia de Susvín se ha extendido a diversas ramas de la acción humana, no sólo en nuestro país, sino universalmente.







"Susvín toma mate después de..." de Prilidiano Pueyrredón.



Bibliografía accesoria:

Barthes, R., “La relación textual no existe”

Bayer, O., “Susvín, prócer de la disrupción nacional”

Lamborghini, O., “Susvín… una introducción

AA.VV., “La Dialéctica del Amo y el Esclavo en Susvín”

Anónimo, “Estrategia y doctrina por el general Susvín”

García Hamilton, J., “K. von Susvin. ¿Patriota o qué?”

Peralta, F., “Masonería y Sadomasoquismo en las Guerras por la Independencia”

Deleuze-Guaymallén, “Susvín con Sade”

Abraham, T., “Pensadores Bajos”

Mitre, B. “Historia de Susvín”


El famoso "casco susviniano" de utilidades diversas y previsibles.











[1] “El onanismo es la continuación del coito por tus propios medios”.



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


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Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...