[Leopongo Lugoces]El año pasado por fin me mandé a un taller literario, para sentar de una buena vez cabeza, dejar de estar tratando de crecer, y dejar de pifiarle perpetuamente. En la carnicería de Abel había un cartelito de un pibe del barrio que hacía un “taller de escritura”. Me avisó Clotilde: “mirá que está medio chapa”, “¡ojo!”. Agarré mi cuadernito Gloria y puse la navajita en el sub-bolsillo del bolsillo derecho del pantalón, y me mandé. ¡Oh Leyentes! Juro que me vuelvo a tocar temas de Sui Generis en la guitarra, rendir materias en la facu, y me dejo de joder. El chabón arrancó así:
“Ser escritores hoy. Lápiz y papel, muchachas. Consejos utilitarios. Gustar, ejemplo, de libros que se llamen “La Máquina de…tal y tal”, se debe tener un par de textos de propio cuño con ese nombre. Algo sobre japoneses chinos o bolivianos: obligatorio. El Odio a Sabato. Es lo segundo, indispensable. Sin esto, vieja, no hay tutía. Simular escribir llano y rápido (y/o) es importante. Ser muy suelto, insultar en blogs es uno de los vectores posibles. Elogiar y leer a todos los bloggers de tu generation otra. Indispensable también. Estar a favor o en contra de Aira. Quiero decir: una ubicación con respecto a Aira. ¡Puntoicomas no! No more. Muchos disquitos de nuevos grupos garcha de rock inglés con letras presuntamente esclarecidas es la forma de manifestar un conocimiento o sospecha intensiva del idioma anglosajón. Los más recoletos: traducen nuevos poetas, o retraducen poetas pos Eliot, más fáciles de conseguir y copiar. Otros idiomas, ya se corre el riesgo de ser tomado por un universitario, por un universitario que se comió el verso de la universidad en serio. Un título puede ser para los que peguen la beca a París o EEUU. Escribir desde allá. Siempre el jetón de Cortázar, aunque se lo desprecie para afuera de la boca. ¿Qué más? Opinión sobre: Fogwill Saer y Piglia. Haber superado a Borges después de la pubertad. Pronunciamiento superado en detrimento del “borgismo”. De todos modos, en general, no tocarle el culo a Borges. Es Borges, y… merece un antiguo respecto, cuasi olvidado: Borges “es Kitsch” must say. Sólo conocí uno que decía que Borges era una poronga, además de O.L.. Y así les fue. Lamborghini debe ser un Genio. Aunque, al fin… se sea todo lo contrario, un boludo, un mendigo, una trolita de los editores, un imbécil que nunca para de publicar y todo lo demás…. Bueno, y si los viejos chotos de los setentas y las maricas académicos joden con O.L., a la mierda, volvemos bien al relato, aunque batimos ser punks. La mezclita Marechal (aunque a Marechal hay que olvidarlo, mejor no hablar de ciertas cosas) entre cultura baja y alta: rock chabón o elaborado-clásico, cine y televisión ¡indispensables!, hincha de (hay que tener un club ¿De quién era M. Lainez?), Pound, W.C. Williams, ¡Joyse!, sentirse haber superado a Barthes o Lacan, y estar intentándolo con Deleuze. Posicionamiento con respecto a: Floyd o el Punk. Y por su puesto: ¡¡¡el peronismo!!! El diplomado, acaso desde París, resistirá a Perón con Deleuze, de quien saca yeites de Nietzsche (no hace falta tomarse el trabajo de “ir a las fuentes” como decían en la escuela): hablará de “resentidos”, o – bromitas que hacía Foucault -: de “microfascistas”. O el “barrio” o el “mingitorio con firma”. Florida o Boedo: o Aira o Aira. El pibe de barrio, reafirmará su impune pobreza estilística con una pobreza real: lumpen hijo de obreros peronistas jubilados. Localización: Gran Buenos Aires. Entre Fernández Moreno y Fray Mocho o Moco pero diciendo “yo sí cojo” y me la banco y soy… Peronista… mmh… (digamos) ¿paródico?, o con distancia, en fin, ¿irónica? ¿O esnob? Límite superior: la cumbia. Puede (lo validó… ¡Aira!) ser choro. Puto ya no. Pasó con Perlongher Copi y Puig. El puto queda más para una élite anacrónica, o en los claustros. Que se haga crítico o J.T.P. Y… si queremos ser nietos de Viñas (¡ese se la bancaba!)… hacemos karate o box. ¿Ok?
Bueno, hasta la clase que viene…”
Yo paso. Yo argentino. Carlos Argentino.
