30/8/07

Fontanarrosa o Aira




[Inodoro por Duchamp e Inodoro por O'Keeffe]


Se viene el clásico









Dicen algunos por ahí que César Aira se molesta cuando le dicen: me cagué de risa con tu libro. Y le dan premios al mejor humorista del año. Parece un gran malentendido. ¿Es?

Incluso Aira escribe un libro entero basado en esa molestia.

Fontanarrosa – que recibió ese premio - , bien al contrario, hizo conocida una declaración diametralmente opuesta. Su mayor satisfacción como escritor es cuando le dicen: me cagué de risa con tu libro.

Vamos viendo que le encontramos un nuevo opositor a César. Con la desgraciada muerte de Roberto advendrá un golpecito de dados seguro.

Sacamos a Piglia y ponemos a Fontanarrosa.

Vamos con Aira. Se ha declarado como un escritor no serio, tal su oposición de principios con Piglia, que es el más encomiado canonista de Macedonio; pero probablemente, hoy visto, más amigo de lo canónico que de lo fernandeciano mismo. Dejémoslo ahí. Sin embargo César desacredita la risa en cuanto carcajada, descree de los escritores que quieren hacer reír porque le perece un espectáculo deplorable cuando eso no se logra. El verdadero ridículo del payaso. El ridículo del payaso acaece cuando no hace reír con todo el afán de querer lograrlo. Su leit motiv es “la sonrisa seria”. Es el acontecimiento por excelencia para Aira. “El Volante” lo atestigua por si reclaman fuentes.

Piglia, que ejerce un sacerdocio institucional con Macedonio, es anticómico por excelencia. Curioso. Tiene momentos de ironía. Pero es otra cosa. Irónico es un escritor en general. Macedonio fue irónico con los filósofos, como filósofo. Su gracia y su valor agregado en la letra, su plusvalor delegado, estuvo mucho más allá de la ironía, probablemente en las antípodas. Como Macedonio ha sido una moda asaz manoseada en su medio desde el principio, César no lo evoca; de eso se encargaron pilas de presuntos continuadores poco creíbles. Sin embargo hay una transmisión evidente, telefónica, para la que basta la sola invocación del nombre de su maestro, O.L.; en el criterio de esta casa editorial, el verdadero continuador del Innombrable, del Patriarca Ácrata, del Capo Total. Se sabe lo que significa: el que aceptó el desafío lanzado por Autor: seguir escribiendo la Novela. Aira prefiere la seña de alabar – con continencia - a Borges, que sirve como modo de cortar con esa cadena que sin embargo existe. Con más pudor que la máquina del canon Piglia, muy cierto. Borges cultivaba lo que se llama la ironía. Como mensaje subliminal al asombroso maestro, enseñó a profesar el desprecio por el recurso al chiste en una famosa referencia a George Bernard Shaw. Fontanarrosa al contrario es un riguroso profesional del chiste. Algunos de sus cuentos son una auténtica máquina del chiste.

El triunfo de Roberto Fontanarrosa es el fracaso de Aira. Efectivamente, les doy de leer Aira a mis amigas y me responden: cómo me cagué de risa.

Antes Fontanarrosa era un humorista. Hacía un chiste gráfico en Clarín, una historieta en la Hortensia, y presidía con sus singulares dibujos toda publicación rosarina ávida de un aval a escala de exportación. Pasó a ser después un humorista que escribía.







Antes Aira era un escritor, que venía de la pesada pesada (como conceptuó ese escritor asustado llamado Bolaño), transustanciada de apoco de los 80 a los 90 en el Canon Glorioso de los… en fin…académicos. Nuevo retador para César. Aparentemente flácido y simpático, y probablemente, aunque no parezca, más difícil de noquear que Ricardo Piglia.

¿Perdió Piglia?



Alguien escribe en Rosario y publica en Buenos Aires. Alguien escribe en Buenos Aires y publica en Rosario. Y todos ríen. Uno dice que ese es el fin de su vida, la mayor gratitud. El otro no lo puede entender, queda perplejo, se molesta, dice es un malentendido.

¿Primero reír después escribir? ¿O primero publicar después reír?
O bien…


¡Acá tenemos el polo Académico-Mercantil! Dos manufactureros a escala superlativa de volúmenes para las dos corporaciones escasamente en pugna que monopolizan la “letra nacional” flagrante: el “Mercado” y la “Academia”. Buh. Dos polos que se están tocando de una manera… ¿extraña? Dos herencias desperonizadas en los polos de la…letra peronista. Una de Soriano otra de Lamborghini. Flores contra Arroyito. El Pumper contra El Cairo. El trabajo de Arlt y el antitrabajo de Rimbaud. Raro. Vienen de palos que son totalmente distintos y a 30 años de carrera terminan encontrados coronados como los más extraordinarios reveladores literarios del ángel del presente, de la actualidad épica, por no decir epocal. Los homeros irónicos de la argentopeya posmomediática. Tevecentrista. Parece que se los vindica consensuadamente como los grandes intérpretes de las nuevas condiciones del relato de la vida social - de la lengua (No hay sociedad, hay lengua). El hijo del peronista clandestino par excellence y el del peronista mediático per se disputarán el nuevo superclásico, lo prometo. Piglia que le pelee a Dolina, en el futuro. Por el ascenso.


(O mejor Humanidades contra El Cairo. Más que el superclásico… Aira sería el Contrafontanarrosa de Ñuls (se sabe que los nerds suelen ser de N.O.B. por estos pagos). Porque en definitiva estamos ante un clásico realmente rosarino.)








-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


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Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...