(Bovarista & de Central III)
Yo soy bovarista y lo quiero ser. Porque los bovaristas se echan a perder.
El bovarismo es la patología de aquellos que creen ser una cosa, y son algo peor que esa cosa. Es curioso que todos se regodeen con este tipo de definiciones, que parecen de una manera inmediata poner al bovarista, como diría Lamborghini, en el lugar del boludo.
¿Quién habla?
¿El Gran Otro? ¿Vox Dei? ¿Vox Populis?
El tema, para nosotros, filósofos, es cómo son las cosas. O sea, esto es, vale decir: para el otro del bovarista el ser del bovarista no es un noúmeno. Es un hecho, una idea, un ente.
Lo que hay que estudiar es, a quien hay que juzgar es: al otro del bovarista.
Sin un bovarismo de base: no hay filosofía. ¡No hay filósofo!
¿No eran bovaristas Tales Heráclito Sócrates Aristipo Platón?
No eran bovaristas porque el bovarismo es una patología específica de la modernidad en su fase industrial.
Imaginemos un otro del filósofo – del filósofo original – poco griego; sedicente, murmurador, chancero, vivo, sacamanos, cínico. Aristófanes bardeando a Sócrates.
- Miralo al gil de Anaximandro, la va de cosmólogo y no sabe ni caminar sin tropezarse. No puede filosofar y mascar chicle a la vez.
La causa del filósofo será soltarle los perros al… al: otro del bovarista.
La pasión por ver al bovarista como otro se la dejamos a las Ciencias de la Envidia, a los manuales de sicología barata, al automatismo de la vulgata de las ciencias sociales organizadas como Resentimiento.
Madame Bovary soy yo.
Y.
O.
El bovarismo es la patología de aquellos que creen ser una cosa, y son algo peor que esa cosa. Es curioso que todos se regodeen con este tipo de definiciones, que parecen de una manera inmediata poner al bovarista, como diría Lamborghini, en el lugar del boludo.
¿Quién habla?
¿El Gran Otro? ¿Vox Dei? ¿Vox Populis?
El tema, para nosotros, filósofos, es cómo son las cosas. O sea, esto es, vale decir: para el otro del bovarista el ser del bovarista no es un noúmeno. Es un hecho, una idea, un ente.
Lo que hay que estudiar es, a quien hay que juzgar es: al otro del bovarista.
Sin un bovarismo de base: no hay filosofía. ¡No hay filósofo!
¿No eran bovaristas Tales Heráclito Sócrates Aristipo Platón?
No eran bovaristas porque el bovarismo es una patología específica de la modernidad en su fase industrial.
Imaginemos un otro del filósofo – del filósofo original – poco griego; sedicente, murmurador, chancero, vivo, sacamanos, cínico. Aristófanes bardeando a Sócrates.
- Miralo al gil de Anaximandro, la va de cosmólogo y no sabe ni caminar sin tropezarse. No puede filosofar y mascar chicle a la vez.
La causa del filósofo será soltarle los perros al… al: otro del bovarista.
La pasión por ver al bovarista como otro se la dejamos a las Ciencias de la Envidia, a los manuales de sicología barata, al automatismo de la vulgata de las ciencias sociales organizadas como Resentimiento.
Madame Bovary soy yo.
Y.
O.