Mostrando las entradas con la etiqueta PELOTADECES. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta PELOTADECES. Mostrar todas las entradas

15/2/11

BRUT CRITIQUE



La tesis de Marcelo Walter Carranza converge en cierta forma con la de Baudrillard, lo que no significa que puedan ser intercambiables, apenas asemejables en un punto. ¿Es estilística, como se ha opinado, la distancia entre ambas? ¿En qué sentido a esta altura de la teoría crítica se habla de estilo? ¿Puede considerarse la tesis de Carranza como una simple imprecación que escapa al marco de la normalidad crítica, una irrupción negligente desde el campo –mejor: el no-campo- de lo bruto inficionando desde el lugar del no-especialista, en un corrimiento de los marcos de lo autorizado y no lo autorizado, el considerado “mundo del arte”? ¿O se trata de un fenómeno de enrarecimiento discursivo donde la “retórica de la execración” y la “estética del asco”[1] inician un proceso al arte desde el punto de vista de un esnobismo radical entendido como un diletantismo revertido, esto es movido por el desinterés apático y el odio? Para Jean Baudrillard “el arte está muerto” (Le complot de l’art, Sens et Tonga, 1997); para Marcelo W. Carranza: “el arte es una mierda, y me chupa un huevo” (Diálogo en La Buena Medida –Buenos Aires y Rioja-. 1992)

***

El cuestionamiento radical del arte contemporáneo tiene una procedencia amplia, y que hasta el momento haya provenido en forma exclusiva de los censeurs maîtres de la sociología-ficción francesa constituye un claro empobrecimiento. La falta de organicidad en el sistema crítico de Carranza es “una forma –pareja a la identificación con lo parodiado- de asimilación –suerte de mimesis pasivizada- en el objeto impugnado”: el arte contemporáneo tiene como horizonte rutinario la trasgresión, lo abyecto, el escándalo, el histerismo de los límites y la ruptura de las fronteras, el punto de indecidibilidad ante la división de lo artístico y lo no-artístico, un principio de incertidumbre estético-axiológico que lleva el agua de la transposición del principio de no-contradicción planteada por la física cuántica a su propio molino, la continua violación de lo externo y lo interno, como la introducción permanente de lo no-artístico en lo artístico operada por el artista como en un pase mágico, garantido por la facticidad de su investidura, e indisociable de la conversión simultánea de lo que era artístico en mero objeto físico-histórico, que únicamente puede ser reestablecido en su dimensión anterior desde la reelaboración camp. En el campo de la crítica Marcelo Walter Carranza constituye un ready-made en sí mismo. Este no-crítico no-artista “ha sido empujado” –en la expresión de Sandrone[2]- al mundo del arte –aquello que para analistas como Baudrillard es lo único verificable como existente: no existe el arte sino esta superestructura fabulativa del Mercado- en virtud de un procedimiento inspirado en la conocida confiscación de inodoros legos y su conversión en piezas artísticas de renombre por la mera barita encantadora de la firma y el nom propre. M. W. Carranza es un puestero apenas mediano del Mercado de Frutas y Verduras con alguna reputación como puntero y ex fuerza de choque del kirchnerismo bielsista. Fue vicejefe de la barrabrava del club Argentino de Rosario en la época del Pomelo Almada hasta que se vio implicado en el caso de la muerte del Piri Lula, un barra de Central Córdoba reconocido por introducir el happening en las tribunas: “Robó bandera” (1987) fue el primero.

Robó bandera "consistía en la introducción de 25 hinchas del Charrúa de Tablada, armados con puntas palos pistolas de caño recortado, en el corazón de la parcialidad “salaíta” y la ulterior apropiación de unas cuantas banderas y demás insignias representativas de este club por medios no suasorios: violentos… Y el subsiguiente retiro antes de la llegada de los ratis". Lula también utilizó la técnica vanguardista del assemblage en “Nuevos trapos”: rompía y pegaba estas mismas banderas y les sobreañadía consignas que simbolizaban un claro dicterio hacia la torcida de barrio Sorrento. Experimentó a su manera con la técnica del bad painting en los muros del estadio José María Olaeta (“Sala puto” -1994-) etc. Pero explicar el “fenómeno Carranza” como signo de resentimiento y deseo de venganza a partir de estos episodios biográficos como lo hace –en sintonía con la perspectiva sandronesca- G. Didi-Huberman en D’un ressentiment en mal d’esthetique (L’art contemporain en question, Galerie nationale du Jeu de Paume, Paris, 1994, pp. 65-88) es un reduccionismo psicologista inadmisible para la crítica de arte en función de la indispensable autonomía que debe propiciársele”. (Cocomorola, id. ibid.)

Carranza no pertenece al mundo académico como se admite, ni ha tenido el menor acercamiento al ejercicio de la curaduría, de hecho jamás concurrió a un museo ni sala de exposición ni concluyó, en efecto, sus estudios primarios hasta entrados los 25 años; fracasó posteriormente en el E.M.P.A. Manuel Borrego y luego de un paso fugaz por el mundo de la trata de blancas fue absorbido por el “mundo del trabajo”. Pero así como existe un registro que desde Jean Dubuffet se conoce como art brut y engloba a todo aquello vinculado a lo naif lo autodidacta lo nosocómico o lo outsider, podríamos sopesar que con Carranza en escena estamos ante la emergencia de lo que con Francois Rivoira llamaríamos brut critique, “crítica bruta”.

[1] Marie-Julie Sandrone, Apocalypse et catastrophe dans l'art d'aujourd'hui.

[2] Codean Dentro a Carranza, Ediciones de la Universidad de Córdoba.

13/6/10

MUNDIAL, SOÑAR



Si hubiera sabido que el mundial se jugaba con una Pulpito me anotaba. Recuerdo que yo era muy diestro con esa pelota aunque soy zurdo; pero mis quiebres de cintura más memorables –hasta que tuvieron que operarme de la cintura- eran sobre el cemento de las veredas y el asfalto de las calles, dos materiales abrasivos que permitían sofrenar un poco sus saltitos. Pero me dicen que en realidad es una pelota playera; esa suerte de pelota liviana que describe un itinerario poco previsible y sinuoso, favorable al azar y a la voluntad del viento más que a la del autor del shot; o bien se trata de una pelota mutante, por lo menos entre la Pulpo la playera y la ovalada que es pelota oficial de los sudafricanos, a los que está muy bien que, en la medida de lo posible, se los respete en sus costumbres y gustos pelotísticos. Dadas estas condiciones habría que volver a bautizar al balón tal como lo llamaban los aficionados y periodistas de la era amateur: la globa.
En realidad no es sólo la pelota, lo que produce el curioso fenómeno; contribuye el clima, la densidad del aire, la altura –dicen los que dicen- y también la verde gramilla rapada a la americana y rociada con agua y jabón, o aceite verde.
La FIFA rumia de forma misteriosa y maquiavélica: ¿qué buscan con este delirio? Los guardametas –quiero seguir con aquellos arcaísmos a lo Gráfico del 40- han vuelto a su entidad originaria: el gordito o el malo que va al arco y rechaza cualquier disparo dirigido al centro de su envergadura con los puños. Los shoteadores –sigo- apuntan por sobre el horizontal para complacer a dicho público local y sus hábitos de diletantes de rugby. La pelotita loca, que parece ovalarse en el trayecto, cambia de velocidad y dirección a mitad de camino. Rebota como las bolitas de goma. Un disparo de Verón de 60 metros v. gr. llegó dirigido a donde debía ir, rebotar a un metro veinte del torso del definidor y ser acomodada de pecho. Rebotó ahí pero se le fue sobre la frente marchita. A partir de mañana se practicará en doble turno el gol-Chilavert: de arco a arco, probablemente uno de los mayores recursos ofensivos en tales circunstancias insólitas. ¿Le gustan las bromitas al Sr. Blatter, o se oculta un fin maquiavélico? La mala puntería de la selección argentina es hasta el momento la mejor puntería del torneo: la que acierta al menos al lugar donde se ubica el arquero o la que más cerca pasa de los palos. De modo que las excusas de Maradona no tienen fundamento racional; tienen fundamento maradoniano: el del escándalo el repentismo dadá el maltrato a los monguis del preguntismo y la arenga albriciante-admonitoria a sus jugadores.
El menos errático de los jugadores de Nigeria utilizó la antigua técnica del tiento: el puntín. La recomiendo. La recomiendo incluso a Messi, como medio alternativo, a Messi (Mecí según mi corrector Word) que, querré augurar, será el menor de los damnificados, si mi deductivismo predictivo cumple y dignifica.
Aclaro que no vi los partidos, porque la FM comunitaria que me envía de cronista, sólo pudo costearme el viaje en barco de carga; de manera que estaré llegando para la final. Pero mi imaginación es prodigiosa pese a que pude sintonizar no más que una radio en algún dialecto bantú acallado por las sordas cornetitas wagneriano-minimales.
Mis espectadores reclaman –lo sé- más predicciones, dado que suelo acertar en el previsible Prode de los mundiales. Bueno. Como se sabe, después del shock-Pelé del 58, los campeonatos se repartieron uno para cada uno, cada torneo, para sudamericanos en Sudamérica y para europeos en Europa, y cuando tocó terreno neutral –como sustituto del lugar sudaca, siempre más limitado para el menester organizacional- el uno por uno siguió, como era de esperar en manos de Brasil, el primer privilegiado. O sea que desde el escritorio la chance está bien pulidita, hermanos. El prodigio secundón de iberoamérica, beneficiado además por el item latitudinal (ver planisferio), y por contar con el más de los fashion del momento, deberá tener a los astros –por así decir- de su lado. Pero nunca se sabe. Siempre hay un fixture oficial que ya está lleno, pero es acaso probabilístico. La pelotita, como ciertos cuchillitos borgeanos, hace su voluntad también ¡y hasta los jugadores y el monstruo-DT tienen parte en esto! Voy hojeando mis libros de la Cultural Inglesa y miro lontananza, es el océano, continuación orgónica del Paraná, vomito. E incluso espero.

6/4/10

UN CARLOVICH A LA SUIZA

(No toda es vigilia la de esperar al Mundial)



Si no puedes jugar en la selección,
goléala

T.F.C.



El conocido adagio de Tomás Macedonio Carlovich, no obstante su acento admonitorio, no parece conmover al pigmeo velocista oriundo de las ligas del Sur rosarino, aquellas que hemos sabido fatigar innumerables jugadores no de su estatura, hay que reconocerlo; pero sí mucho más altos. El sentido de la máxima del insuperable centrojás presocrático es de interpretación libre. Cierto que de momento Pulgarcito Messi no ha podido destacarse en la selección mayor, y cierto también que no ha podido destacarse enfrentándola, habiendo tenido que conformarse con doblegar a Estudiantes de La Plata – cuyo número 5 sí sea probablemente a la fecha el mejor jugador del mundo- y estallar insólitamente de felicidad. Cada cual al final encontrará su destino. Algunos no llegan ni a primera, pero si los viste jugar alguna vez, como si hubieras visto al Basilisco, te pueden poner mil enanos con un torpedo en el culo dribleando en 100 m. llanos que da lo mismo. Cuando uno gana los partidos solo, aunque le gane a su propio equipo, o sea aunque tu propio equipo tenga que perder para que ganes, y lo hace caminando y de taquito, todo el resto no es literatura: es Piojo López. En mi barrio cuando Menotti (quizá por ser del Norte), o el que fuere, no te llamaba, había una conocida forma de venganza: ser sparring y lanzar a Dempsey fuera del ring de una trompada. Menotti Bilardo y los que los siguieron comprendieron la humillación y se dedicaron a organizar ágapes amistosos solamente contra el Exterior. Messi tuvo hace poquito su oportunidad y prefirió el empate por omisión: en el penoso Argentina vs. Catalunya (léase Cataluña, no viquingos) optó por la abstinencia. Para después del Mundial –donde la Argentina geo-históricamente es el candidato número uno (algo que otro día revelaré)- Maradona prometió venganza en pleno/a Rosario. La selección volverá a jugar en el terruño que vio al glorioso tándem Carlovich-Kempes. Para su desgracia no estará en el arco rival el rosarino Chupete Quiroga. Para su suerte tampoco estarán enfrente ni Kaká ni Tomás Felipe, quien esperemos que sea designado como técnico, una honra que la ciudad le debe.

¿Se abstendrá otra vez Messi o aceptará ser dupla con Bezombe?


En definitiva, hay jugadores que para llegar a ser llamados El mejor del Mundo, no tienen ni que salir del barrio, y hay jugadores que para recibir igual mote necesitan, no irse del mismo barrio, sino no jugar en su
Nación, que es peor. Nadie es Messi en su propia tierra, ya se sabe… La solución al parecer la encontró Ángel Cappa: “Messi –un abuso de las estadísticas- debería fichar en el Mundial para los cantones suizos”. “A diferencia de Maradona (un correntino de Fiorito), Messi sí es un auténtico europeo nacido en el exilio”.


-Si no puedo llegar a ser como el Pelusa –piensa Lío como contrarrestando a aquella máxima
del principio-, seré entonces como Georgie…






[T.F.C., precursor del "Fiord" y "La Causa Justa"]

19/8/09

Tomás F. Carlovich, Vida & Milagro


[Trinche en el Gabino]




Conviene invertir lo más o menos establecido cuando se trata de pensar, máxime en los hechos únicos, singulares; por poco maravillosos. La pregunta no es la que escuchamos, la pregunta no es “¿por qué no llegó?

Es ¡¿por qué llegó?!

Todos en los campitos, en los portones, en los pasillos, clubes de barrio, inferiores de clubes más o menos prestigiosos, en la escuela, todos hemos visto jugar a tipos geniales. Algunos, también – no sé si menos – hemos visto llegar a otros no tan geniales. Nada geniales incluso. Entonces, invertir el orden de las razones: ¿cómo un tipo como Tomás Felipe Carlovich llegó?

Llegar… ¿Qué es llegar?”, la frase que el brujo de la Tablada hará un día inmortal, va quedando y va a haber que inventar una metafísica del llegar. ¿Por qué no piensan – ya que insisto - cómo fue que alguien como este sujeto llegó, y no cómo fue que no-llegó?

A veces se dice que donde hay genio no hay obra. En este caso no hay tapes. No queda ni un documento fílmico. Foto y memoria, la memoria de un puñado ínfimo falible y que se extingue, y para aquél escéptico devoto u oportunista que algún día se ponga a escudriñar quedarán algunas reseñas amarillas, seguramente modestas, en los rincones marginales consignados al ascenso de los ajados, amarillos, diarios de la época. La escasez de Carlovich que se pueda sustraer del universo mezquino y melancólico de las hemerotecas de este pueblo. La inconmensurable, estupenda, anomalía histórica que deparó Carlovich rima por ahí: caso único. Como si hubiera sido un centrehalf de Alumni, un ala derecha de Atlético del Rosario o Sportivo Barracas. Pero Tomás Felipe fue contemporáneo de Pelé, de Perfumo, de Gatti, de Bochini, de Kempes, de Poy. E incluso de algunos de sus imitadores, Borghi, Platini, Diego Armando Maradona. Para Tomás Felipe Carlovich, como para tantos artistas inasibles, la invisibilidad es un don, una fortuna; un destino. De la ralea esa de los Pessoa y de los Kafkas, Carlovich comprendió siempre que su destino era póstumo. Carlovich inventó una figura que faltaba: el futbolista póstumo. Con la sabiduría extra de que su rubro lo beneficiaba con una fruíble ventaja: la de poder gozar, en vida, de su gloriosa entidad postrera. Como todo crack, astuto, pícaro; un atributo pocas veces encontrable en un escritor, en un artista de disciplinas sujetas a la alta cultura. Como Rimbaud, mejor, Tomás Felipe entregó toda su arte en su juventud y parte de su juventud a ello, y se borró dejando a la posteridad y sus tramitadores la orquestación del mito futuro. No tuvo que irse al África, Central Córdoba y Mendoza hicieron de África, mientras los Américos Rubén Gallego hacían su trabajo rutinario, T.F.C., el solitario jugador póstumo, el Duchamp de la redonda, el virtuosista border, hizo su vida de artista y dejó todo.

Al lado de Carlovich, en el arco ilusorio del fútbol de izquierda – que este año se ha vuelto a invocar- , nadie puede ser menotista. ¡Menotti le temía! El menotismo es al carlovichismo lo que la socialdemocracia a las FARC. El no-bilardismo en estado puro registrará sólo un nombre en los anales enteros de la AFA – hoy kirchnerista-. Tomás Felipe Carlovich, como su maestro Diógenes, hizo del desprecio al prestigio filisteo y a los valores sociales vigentes una forma de vida perdurable.

Uno vivió en los caños otro tirándolos ¡ida y vuelta!







[Un 5 mejor que Dios]




-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...