1- ¿Aira para filósofos? La rarefacción de la reflexión, del pensamiento o, dicho mejor, del razonamiento – argumental -, motivo de susto, extrañamiento, impotencia filosófica; en el peor de los casos, sospecha y desgana para los filósofos. Es alarmante. Parálisis ante lo obvio y lo obtuso; lo obvio lo obtuso y lo maravilloso; la genialidad imperceptible. Filósofo disuelto, filósofo de la atención distraída.
2- Aira: bobo. Aira: genio. O sea el Bobo de Bs.As. y Quizagenio habían oscilado en un lugar (aquí risas desde luego): el de un viejito-cínico-entontecido. O sea no es imposible que un bobo y un genio ejerzan una astucia: la vejez como una forma de tal. Una sabiduría: la del saber-zorro y la del saber-viejo. Porque aunque lo Aira se parezca a la nena de las maravillas – “sólo las niñas entienden el estoicismo” - hay que escaparle al lugar del boludo. Lo naif como una astucia para correrse de la picaresca como manifiesta. No es la picaresca-Lamborghini : - la pijaresca[1] – con obsceno, ni la picaresca-Laiseca, con grotesco (Roussell no Rabelais sopla alguien. El surrealismo lato como fuente.). Todos los malos escritores que queremos imitarlo – inspirárnoslo – tropezamos con un bache en el que parece nunca caer: el grotesco. ¿Kitsch sin grutalidad? ¿Kitsch neosurreal? (los atentados a la Argentina contra la narración habían sido escritos como con un odio que semblanteaba un… lugar (en fin)… del escritor malo: lleno de bondad (M.F.), lleno de maldad (O.L., o la ternura imposible). Pero la niña perversa por naturaleza es narrador, fascina contando, aparentando contar, cuentos de los entes (Heidegger), haciendo cuentos con entes. Arte de narrar genuino, inocente – siniestro -, cínico-inocente, para el que hay que ser una nena. Alicia en el país.
Para ir hacia la astucia del “genio idiota” hay que encarar sus declaraciones, y a los juicios intercalados en. Alguien, un histórico, los arqueólogos de la naturaleza humana, podría juzgar como propio de la pos o modernidad, la circunstancia de tener que ser idiota que sufre el genio. Ya veremos quién pone a Lamborghini en el lugar de Sabato.
2- Aira: bobo. Aira: genio. O sea el Bobo de Bs.As. y Quizagenio habían oscilado en un lugar (aquí risas desde luego): el de un viejito-cínico-entontecido. O sea no es imposible que un bobo y un genio ejerzan una astucia: la vejez como una forma de tal. Una sabiduría: la del saber-zorro y la del saber-viejo. Porque aunque lo Aira se parezca a la nena de las maravillas – “sólo las niñas entienden el estoicismo” - hay que escaparle al lugar del boludo. Lo naif como una astucia para correrse de la picaresca como manifiesta. No es la picaresca-Lamborghini : - la pijaresca[1] – con obsceno, ni la picaresca-Laiseca, con grotesco (Roussell no Rabelais sopla alguien. El surrealismo lato como fuente.). Todos los malos escritores que queremos imitarlo – inspirárnoslo – tropezamos con un bache en el que parece nunca caer: el grotesco. ¿Kitsch sin grutalidad? ¿Kitsch neosurreal? (los atentados a la Argentina contra la narración habían sido escritos como con un odio que semblanteaba un… lugar (en fin)… del escritor malo: lleno de bondad (M.F.), lleno de maldad (O.L., o la ternura imposible). Pero la niña perversa por naturaleza es narrador, fascina contando, aparentando contar, cuentos de los entes (Heidegger), haciendo cuentos con entes. Arte de narrar genuino, inocente – siniestro -, cínico-inocente, para el que hay que ser una nena. Alicia en el país.
Para ir hacia la astucia del “genio idiota” hay que encarar sus declaraciones, y a los juicios intercalados en. Alguien, un histórico, los arqueólogos de la naturaleza humana, podría juzgar como propio de la pos o modernidad, la circunstancia de tener que ser idiota que sufre el genio. Ya veremos quién pone a Lamborghini en el lugar de Sabato.