30/11/07

La Ontoastucia


(Malentendidos en torno a “La Ética Picaresca” de Horacio González)




Bajo el punto de vista de la “ética picaresca” no hay forma de ver lo especulativo y lo emancipatorio por sí mismos. Más allá de un austero e insufrible mundo restringido a las histéricas, los amos, el profesor universal y el omnipresente analista, se abre lo que se podría considerar “el campo del pícaro”, ya en la polis o en la Academia. Ya en el campo ya en la ciudad, ora en el campo de las ciencias sociales, ora en todos lados. Es el drama visto como mundo de la vida, y el mundo de la vida visto en la Academia: el mundo de la vida académica. Es el platonismo sin Topos Uranos.

Se analiza la “conversación” en un cosmos, digamos, de habla pura, un mundo sin metafísica y sin texto. La “escritura” en este caso seria un “suplemento” del habla, un epílogo al pretexto. Filología etológica con probable teleología ética. Darwinismo sin fuertes con plus decisionista. En esta mirada física de lo nómico, “modelo de sociedad sin sociedad”, se puede circular desde lo macedoniano a lo kitsch y viceversa, con el sarcasmo por límite exterior, quínico.

Para la “ética picaresca” no hay Ubermensch. Piensa en la Cosmetología del susurro y en la Anticosmología de la suspicacia y el desengaño. Su salto al exterior es el sarcasmo. Chacarero del campo del otro, ángel con cara de diantre, leviatán con facha de serafín, sujetobjeto de un mirar sedicente. Inexistencialismo como ginecología antropológica. Saber esclavo a una dictadura sin fin del proletariado sin clase. Más allá sin superhombre de la Moralität y la Sittlichkeit. Lumpenismo fáustico. Rocambolismo de lo teorético. Disolución bodeleriana de la vida ascética. Inexorabilidad de la sofística en la vista de un perro político. No hay señorío. No hay señor. El pícaro es un siervo de reino inverificado. Puede estar sirviendo a cualquier reino. Puede querer ser siervo o ser señor. Es pícaro. Sonrisa abierta en la conciencia infeliz. Al héroe, descúbrelo en el baño. Las “ciencias sociales” son el reverso pretextual de los sociales de la ciencia. Es el claro lado oscuro de un mundo sin Episteme: las Ideas son sin Mundo, y el Mundo sin Ideas. Instante de una mirada cánica ante el mundo ascético planteado por el fucoltismo. Trama sin novela de una novela sin texto. Habla es Tragedia, y Tragedia Arte-de(-esconder)-el-Pretexto. Arte de la Pretextación. Hay picaresca porque hay subjetividad. El “Hombre” en todo caso, ese morto qui parla, esa subjetividad sin sujeto, es un pícaro. El cosmos es tragicómico. Hay tragedia; pero su género por antonomasia es la picaresca. Desventura del antihéroe. Más que sujeto hay antihéroe. La picaresca, ciencia del pretexto, es el más allá de la metafísica como ciencia del texto. Está, probablemente, en estado de prólogo. Ciencia en el excusado o del excusado. Universo de las figuras y de la figuración. Reversión inmanentista del “más allá del bien y del mal”. Nischismo como dado vuelta. Nietzsche pasado en una cinta al revés. Nietzsche revelado en el baño. Patafísica con el resentimiento. Más allá del más allá considerado como un destino. Altruística-de-la-Sospecha.







26/11/07

Lo Que Se Dice, Importancia, Seriedad, Posmo


(Polémica en torno a los “Filósofos Posmos”)





Lo que se dice sí tiene importancia; toda la importancia está en lo que se dice, y en lo que no. El imperio del sentido obtuso, como recurso del estilo en pro de contrariar al saber ideologemado, una conceptualidad devenida perceptividad y preceptividad mortuorias, los asaltos a la legalidad gramática de la lengua como a los consensos ideológicos temáticos estilísticos éticos genéricos, en fin, del gremio de profesionales de la “filosofía”, desde el solecismo y el anacoluto a la impunidad en las hibridaciones intertextuales; o en otro registro: la parodia, el epigrama, un anatema cualquiera o la paradoja – en el sentido wildeano, no lógico -, en fin, el más silvestre nonsense o cualquier tropos esperpentizado de los que se pueden leer, cometen la seriedad y el rigor que pudiere demandar todo conato de guerra a los ritos enunciativo-textuales sobre los que se iza la actividad impositiva del filosofema ortodoxo bajo la imperancia de la discursividad universitaria oficial y sus correlatos editoriales-institucionales-mediáticos. Eso implica el cómo pero también el qué, si es que por ello entendemos un contenido. Parodia, pero con volátil identidad con lo parodiado; una ética cínico-picaresca, una estilística Kitsch, un expresionismo denuncista pero sin referente garantido, sino ficticiado oblicuamente en una personería diegético-textual. Pareciendo lo contrario, importa el dictum no el modus. Lo que se dice sí tiene importancia; no la tiene quién lo dice. En efecto: escribe el contexto. Contexto sin pasión y pasión sin contexto: un yo alterado como un yo adulterado; alterizado: otro. Circunstancia única, o no: soy yo quien dice, yo otro, mi circunstancia, la cara de mi nombre: aunque las ideas me pasan, no tengo opiniones, tengo estructura. Se trata también de afectos perceptos y conceptos en la red de una estrategia obrada en los intestinos de una no filosofía y una antifilosofía. ¿Asintactismo? ¿Errorismo absurdista emotivo? Anacronismo, atribuciones erróneas, fuentes bibliográficas birladas, inconsistencia argumentativa, incompetencia intelectual, impunidad ética, autoritas acefálica, heurismo gongoriano, desastre paranoico-fascista, esnob-terrorismo-web, inobediencia al pacto con la interlocución normal. En un plano más ético parece que es cierto que algo pasa, más allá de la calidad de un trabajo literario-filosófico, sus valores estéticos morales o el valor de verdad de sus enunciados, su probable exclusión o aceptabilidad al interior de un registro discursivo o su plausividad en un cierto campo del consumo de bienes simbólicos. Independientemente de la fortuna o desgracia de la existencia de nuevos formatos comunicacionales que permiten este tipo de minioperaciones orientadas a filtrarse en míseros recovecos específicos del medio cultural, accidenciales fenómenos de clandestinación y anonimato de la publicidad y la publicación, y de su uso desafortunado o en gracia bajo los propósitos de una cierta actividad vinculada al discurso y la práctica institucional filosóficas, ronda un fantasma por el mundo de la filosofía, un malestar general y un submundo agigantándose que es el de su anormalidad. Aberraciones no sólo geopolíticas como las anormalidades filosóficas que delataban en su tiempo Ortega o Cruz Vélez o monotemáticamente F. Romero adjudicables a la lengua y mentalidad españolas y a la situación latinoamericana, hermanas idiotas de las naciones del norte normante; aberraciones en este caso generacionales que ponen en estado de shock a los… habitus de una cierta generación de jóvenes de ayer (“la juventud maravillosa” sus filiaciones paridades y descendencias), paidofilicidas, e institucionalidades de anteayer. “¿Qué hacer con la filosofía?” acaso pregunta un lumpenaje multimedias con las manos en la masa de unos saberes fuera de quicio y un capital simbólico afectado por los múltiples estallidos inflacionarios del sentido en un mundo que le es crecientemente inconmensurable. Probablemente, hay una generación o algo sí que, entre la imbecilidad burocrática y la imbecilidad esquizofrénica, no sabe qué hacer con la filosofía. Con los saberes legal-legitimados y todos esos trebejos espejitos trucos y valores de cambio, formas y hábitos monopolizados por cierta gerontocraticidad que boquea sustraída de su desaparecido medio ambiente. Ahora podemos decir que esto que estamos diciendo es mentira y que no somos serios. No somos, incluso. Que me tomen por cómico es trágico. No poder ser serios es acaso un sino posmo, aun cuando la realidad y la forma humana se estructuran como un chiste, como se sabe, somos una joda para Tinelli, concédase la desactualizada e intempestiva cita.




Buenaventura Costacurto,


por EsquiziaCirco & Filosofía


Tesorero

14/11/07

¿Quién es nischeano?


Estilo filosófico. En fin… ¿Cómo será ser nischeano? El cómo será ser proviene no de contubernios prusianos, proviene de las pensiones de los barrios porteños; se sabe. Y ¿Quién es nischeano? Por un lado es la pregunta, se dice, de Hippias contra Platón, del sofismo contra el socratismo, o del hombre trágico contra el hombre teórico. No qué es lo bello, quién lo es. Si es que ahí empieza la ciencia porque empezó el concepto, como pensó un libro viejo y famoso de Mondolfo, no es entonces la ciencia, cuyo recorrido conocido comienza con el qué y termina con el hecho, o sea circula entre el hombre teorético y el esclavo; sino la vida, la tragedia. Pero el…hombre… ¿no es medularmente reactivo? ¿No es la mala conciencia, el resentimiento, el nihilismo, lo fundamental en la…humanidad? O entonces ¿cuándo se es nischeano? O ¿qué es nischeano? ¿O vale más ¿Qué hacer con Nietzsche?? ¿No es la estupidez, en este caso, el ama de las preguntas? O sea un corolario del nopodermiento (como llaman los traductores de Gombrowicz), de la impotencia. Y la pregunta salida al lance de lo público ¿no oficia en la impertinencia, pero una impertinencia más idiota que socrática? Platón exigía a sus discípulos que no fueran platonistas dicen. Uno no debería creer en lo que piensa. ¿Se hará esas preguntas el actual lector posmo-metrosex de Zizek? Y Deleuze ¿dónde era nischeano y no? Estilo filosófico. Contra la pedagogía – dice, dice, creo, Deleuze; escribe; en fin, se lee en su texto, en un texto-deleuze -, la pedagogía institucional, contra ella, la complicidad. Entre la pedagogía y la complicidad el estilo de Deleuze delega un texto filosófico que procesa el legado de Nietzsche. ¿Cuáles son las diferencias? ¿Qué hizo con ello? Y, peor: ¿qué se está haciendo con ello, con lo que hizo? Obviedad del obtuso, pregunta del millón: ¿Quién es nischeano?






-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...