Terapeutas de la provocación, inmunoteoretas, decimos: es la hora de dejar de preguntarse “¿y mi fábrica inconciente: en qué andará?”. Hay que conseguirse otro inconciente y punto. Háganse uno nuevo, ¿no se dieron cuenta? Todos fuimos niños presocráticos y un día, aunque sea sólo un día fuimos académicos; pero ahora nos ganó el helenismo camp hasta el fin del saber. Sin embargo, sin embargo. ¿Seguiremos cagándonos y de risa de los ilusos? ¿Del arte póvera de la utopía en cuatro cuartos? Compartiendo como mucho pastillitas partidas al medio y gasificando los vínculos como si fuera al pedo. Tu dealer te dejó por otro. Paciencia. El ruido del televisor también acompaña como una hembra cuadrupeizable que nada pide y acaricia la puntita del Eidos. A la vuelta de cualquier esquina un cínico se solidarizará contigo. Y tú hasta harás caminar sobre las aguas del Laguito a algún lisiado cualunque. Es cierto: los ángeles caen, tarde o temprano caen, caen en la esquizofrenia real (no en Deleuze), pero esa no es la única forma inmanente del infierno. Mírame a mí: no tenía nada que decir y aquí [ni] me ves. El fascismo glorioso es la única raza pura. De gigantes se trata. Habitan cerca de los Cielos. Los actos casuistas de la vida misma se pierden en la memoria de todo, que nada deja pasar, nada guarda. Mírame a mí ¿qué ves? Una impostura sin nadie que la consuele, ni un agente. Puro pretenciosismo sin onda ni saber. ¿Cuál es el sentido de todo ideal tilingo entón? Abstine, substine. Y como si no fuera. Hasta las últimas consecuencias. Más allá del más allá del desastre. Siempre hubo poco que esperar del cinetismo de sentado. Cuando a un pobre le sobran diez pesos no se guarda nada. Ni el lujo de la ética. Obtusamente exacto, mi regia impotencia lo puede… ¿todo?
* Hoy lunes:
Provocar con lo excelso.
23 fecha clausura
Hace 6 horas.