17/6/10

EL PUÑO QUE APLAUDE



Difícil es decodificar y revelar el sentido de los gestos y actos del artista. La paradoja y la ironía suelen ser su reino. Llega incluso al fondo ese que se denomina lo ominoso, donde una cosa de pronto es –y ya era- lo contrario. La extrañeza lo acuna. Hace, el artista, de la extravagancia su mate cocido con bizcochos, su rutina es alterar el orden de las cosas, y abrirle paso al mundo del misterio, a aquello que la ruindad del racionalismo horario corrido ignora o barre bajo la alfombra. Oh el artista. El artista.


Cerrazón de la cachetada



El aplauso a puño cerrado tiene –por qué no- algo de performance, llegando incluso a circunscribirse como artículo de lujo en el campo de body art, del Body Art del Otro sobre todo, si se piensa que la cavidad craneana de éste es caja de resonancia virtuosa, uno de los más antiguos instrumentos de percusión que conoce la cultura humana. Redundancia o paradoja, es el aplauso ad hominem, o más bien al cuerpo, cuerpo a cuerpo. Tan necesario es poner el cuerpo en el circuito de la plausibilidad. Lo plausible como otro recibe así el verdadero estímulo que la vida –deseo de óbice y de palo- demanda: complicar, he ahí el sentido de la vida. La adversidad es el mundo del sujeto. El golpe es lo real. El aplauso con manopla en el rostro del otro es el hombre rehaciéndose a sí mismo. El aplauso impresionista es el partero de la historia de la cara. Una fractura de costillas es la continuación del decostruccionismo por ese medio oblícuo (gancho). El moretón desautomatiza el campo visual, puertea la percepción y ubica al ready made en la ulterioridad del acto artístico. Es curioso pero la única obra es el público, el Otro. El artista deberá un día comprender que su verdadera actividad es el aplauso, la pura creación. Ni falta que hace detenerse en el origen ontogénico del odio, partenogénesis denegatoria del amor. Primero es el aplauso, luego la obra. No hay sociología de la recepción que pueda obviar esta verdad empírica. En cuanto a esta forma contemporánea de aplauso (no excusada –se denuncia- de ambivalencia y paisaje siniestro), de lógica compleja, vinculada al art brut como al shock art, remanente también en cierta forma de la crisis de la representación en el universo del arte -¿deshumanización?-, cabe afirmar desde luego que excede lo meramente artístico, se derrama en la trama vincular de la misma vida práctica, volviéndose rito que hace base en la motilidad catárquica estableciendo situaciones en el horizonte emocional, abriéndose a la traumatología de los afectos (Affekt).



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


Foro fáustico-Kitsch de miseria a la filosofía, viveza epistemológica, patafísica nacional popular, metafísica nazianal pop, crítica en estado clínico, antipsicoanálisis en pantuflas, boludeces con criterio empirista de significado cognoscitivo, dadaísmo tragicómico, popestructuralismo de protesta, poemas platónicos, deconstruccionismo chabón, tango rolinga, paranoia ontoteológica, solipsismo de izquierda, falogocentrismo a martillazos, martillazos al falogocentrismo, esquizoanálisis microfascista, fenomenologías del transmundo, freudomarxismo new age, pragmatismo del reviente, pensamiento poco, yoísmo ayoico al pedo, hedonismo allende el principio del placer, diogenismo del doble discurso, cristianismo con Sade, say no more sin Tractatus, partuza del pensamiento abstracto, vitalismo funebrero, antifilosofía antipoética, surrealismo silogístico, peronismo gorila, menemismo progre, palo a la argentinidad y argentinidad al palo, rocanrol ello, existencialismo menefrego, hegelismo anarcodeseante, cross en la mandíbula a Kant.




Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...