25/7/12



Es difícil mantenerse ecuánime – ¿creer?: me callo- cuando un profesor de filosofía habla de intensidad.

23/7/12

La clínica del Dr. Nohay Cureta


(Aún antes de tampoco ir al grano)

Que haiga verdad ¿nos preocupa? ¿Alegra acaso? ¿Asquea? ¿Entretiene? ¿Nos es indiferente que nos sea indiferente? Sabemos de lo peligroso que es para el viandante que circulen por la calle filósofos con signos de pregunta en las manos. Tienen la forma de la hoz, la hoz de Martínez, la hoz de Stalin o bien la hoz con la que cosecharán su siembra los adictos al bucolismo Heidegger. La hoz de los bienes culturales, o –y- la guadaña de la Parca. Los filósofos salen poco a la calle, menos que las estructuras. Salen pero como travestis. ¿Nunca vieron un búho gay? (gay en el sentido del saber) Los obreros de la producción serial de simulacros, o los tenderos de la parodia, mantienen el estilo-segadera, machete. Es necesario seguir y seguir la huella. Aburrirse. En un salvavidas flotando sobre el tedio lúdico. Aprendemos por la marca-Badiou que Lacan es un antifilósofo. Glosaba perpetuamente a los grandes filósofos del mundo (son del mundo ¿no?) con la hoz-expiatoria de la “clínica”. Con esta guadaña se hace antifilosofía de la filosofía. Pero como mantiene la axiomática del “Hay Verdad” no es un sofista –eso leímos-. Con la aparición de la lexicología lacaniana en el mundo se hace evidente la existencia de un tercero en discordia que interrumpe el odio mutuo entre el filósofo y sus “inmemorial enemigo” el sofista. El antifilósofo. Es lindo ser un antifilósofo porque suena bien. Quisiera ver si es lindo por otro motivo. Me encamino hacia ese propósito. El antifilósofo-a la Lacan les dice a los niños-filósofos que quieren un amo, que son hablados por la Universidad, que son histéricas, que son hablados por el Orto (u Otro). Mirá quién habla. Una pavada.

La verdad no es pero que las hay las hay. Bien, ¿y?

La verdad es una operación no un criterio o un juicio. Al Doctor le interesan las operaciones. La tesis de que la “clínica” es patafísica no me importa. No me importa que no me importe, apenas es cierta. O así suena. La tesis de Julián Torma es que la importancia no tiene importancia. Otra es que la muerte es irónica. La tesis de Carlos Argentino Cavallo [1] de que la vida no tiene importancia no tiene nada que ver ni con el ser-para-la muerte (aquella canción de Sui Generis) ni con la santificación del crimen. Tiene que ver con… [No se escucha]. La diferencia entre patafísica adrede e involuntaria tampoco interesa. A Badiou le interesa el interés desinteresado por ejemplo. ¿Suenan muy chapuceros, muy chotos, sus conceptos? Interesa sí que Lacan decía que Platón no decía lo que pensaba. Decía otra cosa, escribía otra cosa. No me importa si no nos vamos entendiendo. ¿O sí? ¿Cuál es la importancia de que la relación textual no exista? [...ablando por el Orto] Lacan con el barroco o los patafísicos con el chistín… hacen pedagogía de goma. Elastizada. El dadaísmo era más afecto al ridículo, quedaba un poco más cerca del expresionismo, te quería gritar, asustar ¿Quién dijo que no eran también pedagogos? La psicagogía, la persuasión (peithos) se prodigan, diseminan por todas las campiñas y redes de drenaje cloaco-mental. La pedagogía es un estado de la mente aunque la mente es una palabra horrible atendida por sus propios dueños los payasos de la analítica del lenguaje anglosajón, queda bien nomás en un poema de Alberto Girri, al que pido que incluyamos en la lista de aquellos a los que les será perdonada la vida por mi público. La pampa y la pared son dos escuchas. Dos orejas sin cara. Puedo tipear sólo para ellas y escribir los antifilosofemas más alegres esta noche. El límite es la bambinización. El cu cu cu del lenguaje ferdydurkista. El niñito nischeano no es el educando sino aquel sujeto por el cual el tal fuga de la paideia, aunque esa fuga se llame paidia, juego de niños. El autor del Poema del Ser de Parménides era Perinola (Aira). Capaz –como se dice- que Platón tenía prurito patafísico, pretensiones patafísicas. Que ambos –platónicos y patafísicos- sean tomados por cómicos qué es ¿cómico trágico o x? Al “divino decir sí” de Nietzsche no le importaba “salir del lugar de boludo”, estaba en otra: huía para adelante, la evasión al revés, expansiva, de la llamada voluntad de poder o la agresión sin odio ¡sin esperanza! Hasta mañana. Mañana escribiremos sobre seguir haciendo el idiota por escrito.   

Hoy es mañana. El subibaja que propongo es entrar al quinismo por el cinismo y al cinismo por el quinismo y lo mismo salir. La víctima que pedimos como receptor-lector se preguntará en sus afueras: ¿Soy cínico? ¿Soy quínico? El otro subibaja es en cambio el que tiene de un lado a la antifilosofía y del otro a la sofística. ¿Soy sofista o antifilosofo? (para preguntarlo hay que impostar la hoz). No olviden estos ejercicios teatrales. No me olviden como actor ausente. ¡Soy el autor! Volvamos, hijo, a Lacan para salir lo antes posible. Mi pregunta es por la antifilosofía porque me da gracia la palabra y me gustaría titular a estas conferencias de la lora –de su khôra, concha: lejanía, hablamos por carta: curso por carta ¿no?- como ANTIFILOSOFÍA & CINISMO, ¿no está bueno? No versaremos sobre sicoanálisis, esquizoanálisis, boboanálisis. Al dirigirnos al idiota… nos dirigimos al idiota. ¿Por qué los franceses, no? ¿Por qué la cultura argentina no dejó de ser nunca una parodia demasiado piadosa de la francesa (en forma de recepción-comentario)? Porque la cultura francesa se hace cargo de los parias del mundo y sus inescrutables pretensiones magnánimas: la megalomanía de los codeados fuera. Señorones académicos y a la vez best sellers mundiales que hablan en nombre de los locos, los esquizofrénicos, los oprimidos, los excluidos, qué loco. El sistema del saber alemán va prendido al nazi-fascismo, el norteamericano-británico a la democracia-capitalismo, los soviéticos se llevaron el marxismo.  Los pobres franceses despojados de sus colonias, reducidos por la guerra mundial se desquitaron dándonos a los argentinos de comer su filosofía y su ciencia en la boca. De un imperio que fue a un imperio que no fue (un francés, Malraux lo dijo. Buenos Aires. ¡Buenosayres! La capital de un imperio que nunca existió. Y mi culo está apoyado en Rosario, la Buenos Zaires del Interior, la Capital de la Nada, la capital que nunca existió de un imperio que tampoco (la Capital del Interior es Córdoba). ¡Cómo reverberan  y rebotan acá las chapuzas galas! Acá, rosarinos, no somos sinceros: ¡hablamos la parrhesia! (si seré rebuscado)… El hablar “franco” de la alianza francesa. Dice Sloterdijk: el quinismo es una operación desinhibitoria. Su escuela nació con las quejas burlescas de Antístenes contra Platón: que no veía la Idea de Reposera sino que había ahí una reposera. En el Cynosargo se practicaba terapéutica antiplatónica. No hablaban de flatus vocis todavía pero Menipo, un tiempo después, ya enseñaba a tirarse pedos libremente sin cargos de conciencia. El paso del Manto Negro amaestrado platónico al cimarrón diogénico asilvestrado era el objeto de su prédica en la jauría. Y la coronación de la terapia contra la inhibición del platonismo es eso que se conoce en los pasillos con el sello Nietzsche. Pero ahora tenemos que los anarcodeseantes son los self-made men pro fetichismo de la mercancía. Zizek nos previene del imperativo totalitario de ¡Gozar!, Badiou nos señala con el dedo diciéndonos enfermos de antiplatonismo. No proponen combatir el cinismo con el quinismo sino con el regreso a los buenos modales, no hacer más papelones-happenigs y sacar por la obra social turno con el hijo del Doctor Mmmhh.

Intervención del doble de riesgo de otro filósofo:

… Si Platón no escribía lo que pensaba y el platonismo –según apunta Badiou- es el nacimiento y la muerte de la filosofía –en el mismo movimiento en que revela al uno- podremos conjeturar que estamos en un problema, embrollo. La filosofía vendría a ser ese suspiro histórico ínfimo en sí mismo cuyo marco fue una ironía. Hay un libro español dando vueltas por ahí dedicado a la tesis que sostiene que Borges era platonista. Y lo esperable era tomarlo por un partidario de lo que más o menos se puede llamar nominalismo, o tal vez un empirista radical en la línea de Hume con matices a veces llamados “idealismo” v. gr. de Berkeley o Schopenhauer. De hecho Borges construía castillos platónicos de juguete que se presentaban como meros decorados; es el concepto de la “literatura fantástica”, una de cuyas ramas –en este caso presuntamente crecida de manera involuntaria- es eso que se oye como realismo, racionalismo: sistemas de proposiciones librados a falta de verdad, con la advertencia en este caso, siempre señalada, a la manera de los carteles o las señales de tránsito, de su jerarquía de artificios o ficciones. Un platonismo de juguete, de mentirita, infantil. ¿Platón era borgeano? En realidad no quisiéramos entender; de todos modos: no entendemos… Nosotros, en situación similar, no escribimos tampoco lo que pensamos. ¿No queremos, o no podemos? ¿No es esa situación universal?... Curiosa ampliación platoniana de la “ironía” socrática. ¿Entraríamos en la región macabra y acaso transhistórica del cinismo “moderno”? ¿O se trata apenas de ese sistema piadoso de la mentira mencionado en La República inadvertidamente ampliado a la estructura misma del gran sistema, como si ya la metafísica platoniana operara de antemano como debía operar el Estado con sus súbditos? ¿Obraba Platón como obra el cristianismo según los diagnósticos de S. Zizek en El Títere y el Enano? Nietzsche no se cansaba de enseñar que Platón era un mentiroso, vale decir: nos quería hacer creer lo que no es verdad. ¿Que encima no era lo que pensaba? (Derrida: siempre será imposible probar en sentido estricto que alguien ha mentido). En fin, la criptomancia no importa, es un plan de lectura, que continúe, que ocurra, o que ocurra su fin. El problema de todos modos es encontrar el grano. Si éste estuviera, bien, podríamos ir a él. Pero acá estamos. Estancados en seguir. Apenas pido no ser tan entendido. Al trabajo lo hago para mí. UD. haga el suyo. El sistema de Platón tiene un componente de mentira, una dimensión de puros mitemas. No se lo puede leer al pie de la letra. O sea, Platón iba más allá de los Maquiavelos, de Platón mismo incluso, más allá de aconsejar la mentira en los casos pertinentes. Impunemente, mentía. En su esquema del mundo una parte es no sólo falsa sino un falso testimonio. ¿Se dedicaba a la manera de Menard a propagar las ideas adversas a sus preferidas? A los fines de Nietzsche, se lo puede despachar como un mentiroso integral dedicado a la fabulación de un mundo por entero falso. En los usos de Lacan, que coqueteaba con el platonismo, con la palabra ciencia, y peor con la palabra matemáticas, siempre en tren de confusionismo revelador y algo menos, que decía “Platón es lacaniano”, etcétera, la sindicación de un ejercicio de la mentira de parte de aquél se entiende de otra manera: Platón formulaba mentiras parciales, tramaba la mentira en medio de las verdades. En realidad, ni idea de qué quería decir el Astrólogo de París. Con estos muchachos estamos en un atolladero y no sabemos para donde agarrar. Queríamos pasar por acá para poder pasar de largo. (Retírase por foro)


[1] Indudablemente el mayor poeta de todos los tiempos.



-La vulgaridad es un lujo-

Susvín... rompió


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Un idiota que reclama que le sea reconocido un saber...